«Mi sospecha es que podríamos hacer eso nuevamente en diciembre», ha dicho haciendo referencia a la anterior mejora de las perspectivas económicas que el BCE llevó a cabo en septiembre.
En aquel encuentro, el banco central proyectaba que la economía de la zona euro se expandiría un 1,2% en 2025, un 1% en 2026 y un 1,3% en 2027. «La zona euro está resistiendo mejor de lo que habíamos anticipado. Cuando empezaron los aranceles, cuando creció la incertidumbre, cuando estalló la guerra, todo el mundo pensó que el crecimiento en la eurozona caería mucho y no ha sido así. Europa ha resistido», ha señalado Lagarde.
Según los últimos datos publicados por Eurostat, la oficina de estadística de la Unión Europea (UE), en el tercer trimestre, el Producto Interior Bruto (PIB) de la eurozona registró un avance intertrimestral del 0,3%, una décima por encima de lo esperado.
A la espera de conocer la decisión de BCE la próxima semana, hace unos días, la presidenta del organismo europeo aseguraba que la actividad económica «debería beneficiarse del aumento del gasto de los hogares y de un mercado laboral resiliente y más inclusivo, con la tasa de participación laboral más alta desde la entrada en vigor del euro». También espera que un «gasto sustancial» en infraestructura y defensa impulse la actividad económica.
«Es probable que el entorno mundial siga presentando dificultades, a medida que continúa el impacto del aumento de los aranceles sobre las exportaciones y la inversión manufacturera de la zona euro», indicaba, detallando que los riesgos para las perspectivas se han equilibrado «gracias al acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y EEUU alcanzado durante el verano, el alto el fuego en Oriente Medio y los avances en las negociaciones comerciales entre EEUU y China». No obstante, al mismo tiempo, destacaba que las perspectivas «siguen siendo inciertas debido a la persistencia de la volatilidad del entorno comercial mundial, el posible deterioro de la confianza en los mercados financieros y las tensiones geopolíticas».
