En efecto, Sánchez lanzó este jueves un mensaje de vuelta a la formación de Puigdemont. Muy significativo, por cuanto el Gobierno, en estos dos años de difícil conllevancia, ha evitado la colisión con el expresident de la Generalitat. Lo que el líder socialista le dijo hoy a las claras es que se atenga a las consecuencias, que sea consciente de que si decide aliarse con PP y Vox se expone a una «involución» de medio siglo que su electorado puede no entender. Que con quien está flirteando es con la derecha y la ultraderecha española. Un aviso diáfano que se solapaba casi temporalmente con el anuncio de otra convocatoria: la de Puigdemont a su ejecutiva el próximo lunes en Perpiñán (Francia) para decidir si seguir dando o no respaldo al Gobierno.
En la convocatoria del próximo 27 de octubre, el jefe de Junts quiere hablar con su equipo de las «acciones a emprender» tras analizar la reconducción de las relaciones con el PSOE
En la reunión se hará un balance del acuerdo de Bruselas —el que permitió la investidura de Sánchez hace casi dos años— y se discutirán las «acciones a emprender», informa Europa Press. El encuentro puede prolongarse durante todo el día.
En el fondo lo que sucede es que el presidente pide «tiempo» a los posconvergentes para cumplir compromisos que no dependen de PSOE ni de Sumar, como la delegación de competencias migratorias o la cooficialidad del catalán, y recalca que a Cataluña y a España les «sienta bien» el Ejecutivo de coalición progresista
Pero a continuación el presidente le recuerda a sus “amigos” que «cuando hablamos de cambio, puede haber cambios para avanzar o cambios para involucionar. Para regresar no una hora, como decía la portavoz de Junts, que es el planteamiento que hemos hecho en relación con el cambio de hora, sino 50 años atrás».