El grupo pilotado por González-Bueno ha puesto toda la carne en el asador para convencer a sus accionistas de que el proyecto en solitario del vallesano es más rentable y menos expuesto a los riesgos de los mercados emergentes frente a la propuesta de fusión del vasco. El banco catalán se juega en pocos días su destino y apela a ocho líneas defensivas clave para persuadir a los indecisos y resistir en el tramo final de la operación.
A ojos del consejo de administración del vallesano, la oferta definitiva puesta sobre la mesa por el grupo presidido por Torres -con una mejora de un 10% frente a la anterior- sigue infravalorando a la entidad entre un 12% y un 26%, en función de varios múltiplos bursátiles que suelen emplearse en este tipo de valoraciones, como el P/E (cociente entre el precio y el beneficio de la acción) y el P/TBV (el cociente entre el precio y el valor contable tangible por acción). Además, Sabadell sostiene que la transacción carece de la prima de control habitual en las opas hostiles, que suele rondar un 40%, como en el caso de las italianas sobre Creval o UBI Banca. A cierre del mercado de este viernes, la prima de la oferta de BBVA era de un 1,8%.
BBVA ha condicionado la oferta actual a alcanzar una participación del 50%, pero en el folleto ha dejado la puerta abierta a bajar este umbral a un 30%. En este supuesto, se verá obligado a formular dentro de un mes una segunda opa con un componente íntegramente en efectivo. Sobre el precio de la nueva oferta los primeros espadas de las dos entidades trasladan mensajes opuestos: Torres asegura que será el mismo que la primera, mientras que González-Bueno defiende que será superior. Según el consejero delegado del catalán, quien acude a la primera transacción no podrá concurrir a una segunda potencialmente más jugosa. Con lo cual, recomienda esperar.
La nueva formulación de la oferta de BBVA, sin un componente en efectivo, garantiza la neutralidad fiscal, pero solo si el vasco finalmente no renuncia a la condición de aceptación del 50%. Si finalmente opta por bajar el umbral mínimo de adhesión, los accionistas deberán tributar por las plusvalías como si vendiesen los títulos en el mercado. Eso implica que los dueños del Sabadell tendrán que decidir si acudir o no al canje sin saber su factura fiscal. Según datos del vallesano, el impacto fiscal sería de media de alrededor de un 20% de lo que se reciba por el canje de acciones.
Sabadell alerta a sus dueños de que sumarse al proyecto del BBVA implicará un menor cobro de dividendos. Sabadell advierte de que este plan de remuneración supone que el inversor que acuda al canje obtendría un 21% menos en dividendos, teniendo en cuenta que con una adhesión total a la opa, los dueños del Sabadell representarían un 15,3% en el capital de BBVA.