El principio de acuerdo se logró en plena temporada de resultados semestrales y cuando queda una semana para arrancar con la publicación de las cuentas del tercer trimestre, las nuevas condiciones, con efectos retroactivos desde enero de 2024, aún no han entrado en vigor. Los agentes sociales lograron acercar posturas el pasado 23 de julio tras acordar cuatro condiciones. Una de ellas es la tabla salarial, que contempla un incremento del 4,25% para el ejercicio en curso, otra del 4% para 2025 y del 2,75% para 2026.
Dentro de este punto se garantiza la posibilidad de que la mejora sea del 13,4% en función de cómo evolucione el IPC. En la misma línea, también se ha incluido una cláusula para evitar que el complemento por absorción diluya el aumento, estableciendo una garantía de cobro para la plantilla del 70% en los dos primeros ejercicios, porcentaje que se reduce al 50% en 2026. Esto supone que los trabajadores cobrarán como mínimo un 65% de los incrementos acordados.
Asimismo, dicho convenio recoge un día adicional de vacaciones al año y una revalorización de los trienios del 6,11% tanto por antigüedad como técnicos. Ninguna de estas cuatro mejoras aplica aún para los más de 71.000 empleados que trabajan en entidades adheridas a la AEB, entre ellas, BBVA, Banco Santander, Banco Sabadell o Bankinter, como sí ocurre en las que están bajo el paraguas de la CECA, así como de Unacc y Asemecc.
En el caso de las herederas de las antiguas cajas de ahorro (CaixaBank, Unicaja, Kutxabank o Ibercaja) el alza del 11% a repartir en 36 meses se rubricó de manera oficial a mediados de abril, un mes después de cerrar negociaciones, mientras en las cooperativas de crédito (Caja Rural, Caja de Ingenieros o Laboral Kutxa) se firmó el ascenso salarial en mayo, dos meses después del preacuerdo.
Casi un año después de la formación de la mesa y un total de 17 reuniones para abordar esta cuestión, aún no aplica para los bancos de la AEB. Esta circunstancia tensa la relación entre los representantes de los trabajadores y la banca, con la publicación de los resultados a la vuelta de la esquina. El consenso de ‘Bloomberg’ recoge un beneficio conjunto entre las seis principales entidades de unos 23.000 millones durante el acumulado de enero a septiembre, que supone otra cota histórica.
El retraso en las negociaciones radicaba en el abismo que separaba los puntos de vista de ambos lados. En un inicio, la AEB arrancó poniendo sobre la mesa un 7%, lejos de la horquilla de entre el 17% y el 23% que solicitaban los sindicatos, un abismo que provocó fricción desde el primer momento. Pero no el único. El plus de antigüedad fue otro de los motivos que sembró discordia, propuesta que la banca veía como un plus adicional de costes.
La subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) el pasado enero hasta los 1.134 euros en catorce pagas y las ganancias históricas cosechadas en 2023 añadieron más tensión a unas negociaciones que se dilataron más de ocho meses y empujaron al sector a la primera huelga por parte de los trabajadores en más de cuatro décadas. Aunque finalmente se llegó a un entendimiento, el retraso en la firma del mismo no tiene consecuencias para los trabajadores más allá de que recibirán la cuantía que les corresponde por este 2024 con demora.