Según la información adelantada por ‘Reuters’, el consejo de administración del banco catalán podría reunirse este martes para determinar si aceptan la oferta. Desde la entidad cántabra no hay comentarios al respecto, así como tampoco por parte del equipo liderado por Oliu, desde el que declinan realizar comentarios.
La entidad cántabra se convierte en la postora oficial a la espera de que trascienda el importe que ha ofrecido Barclays. El pasado viernes venció el plazo para que los posibles interesados presentasen una propuesta en firme, por lo que ahora corresponde al máximo órgano de gobierno corporativo del Sabadell valorarlas. El grupo vallesano confirmó hace dos semanas haber recibido manifestaciones «no vinculantes» por su negocio en Reino Unido.
En caso de que acepte la oferta, el Sabadell deberá convocar una junta para que aprueben la operación si coincide con que en ese momento se encuentra abierto el plazo de aceptación de la opa de BBVA, en el marco del deber de pasividad. La ley de defensa de la competencia de 2007 les impide salir en búsqueda de acuerdos corporativos, pero sí les permite recibirlas.
Sabadell debe tomar una decisión antes del 24 de julio, cuando está previsto que presente su nuevo plan estratégico (2025-2027). La nueva hoja de ruta debería recoger sus previsiones teniendo en cuenta si continuará o no con TSB. De materializarse la desinversión, la entidad vallesana contará con una mayor liquidez que puede emplear bien para reforzar la remuneración al accionista bien para lanzarse de compras.
Después de varios tropiezos con este negocio, incluida la multa por el fallo masivo en la migración, la filial comenzó a dar alegrías el año pasado, cuando contribuyó al beneficio con 208 millones de libras (244 millones de euros), casi un 19% más. Con ello elevó su contribución positiva a las cuentas del grupo en 253 millones y la previsión pasa porque el beneficio mejore un 15% este año. Sólo en el primer trimestre su aportación ha ascendido a 94 millones.
Se da la circunstancia de que BBVA no opera directamente en Reino Unido, sino que lo hace a través de su participación en el banco digital Atom Bank, así como a través de su área de banca de inversión. Por lo que la fusión con el Sabadell ha sido vista también como la puerta de entrada en Reino Unido a banca comercial. Ahora una potencial salida de ese país, que no figuraba entre los planes iniciales, eleva la presión sobre el equipo de Carlos Torres, que se encuentra evaluando si sigue adelante después de que el Gobierno haya vetado la fusión por tres años, prorrogables por otros dos.