Con una mayoría abrumadora en contra y solo el respaldo del SPD el desenlace confirma el escenario previsto: la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 23 de febrero. La moción fue aprobada dejando a Scholz sin margen para continuar al frente del Gobierno. La ruptura de la coalición con Los Verdes y los Liberales (FDP), desencadenada en noviembre por la destitución del ministro de Finanzas Christian Lindner, convirtió la continuidad del canciller en un imposible político.
Desde el comienzo de la sesión, el resultado parecía sellado. Scholz, en su intervención de 25 minutos, defendió su gestión y los valores de estabilidad y prudencia que han guiado su mandato. «Yo les pido hoy, estimados ciudadanos y estimadas ciudadanas, su confianza y su apoyo», recalcó Scholz durante su discurso.
El debate que siguió al discurso del canciller reflejó la fragmentación política del Parlamento. Los democristianos de la CDU/CSU, liderados por Friedrich Merz, fueron contundentes al culpar a Scholz de haber generado «inestabilidad y parálisis». «Usted, señor Scholz, no se ha ganado la confianza», dijo Merz al concluir un discurso de una veintena de minutos. La alternativa de derecha de Alternativa para Alemania (AfD) y el FDP se sumaron al rechazo, acusando al Gobierno de «fracaso en política económica».
Por su parte, Los Verdes, aunque evitaron un voto directo en contra, optaron por abstenerse, reflejando las tensiones acumuladas durante la coalición y su distancia frente a Scholz.
Tras la votación, Scholz se dirigió al presidente alemán, Steinmeier, solicitando la disolución del Bundestag. Según la Constitución, Steinmeier deberá formalizar esta decisión en un plazo máximo de 21 días, allanando el camino para las elecciones anticipadas.