«Garantizar la continuidad política y de las políticas también es crucial para apoyar la confianza de los inversores en un periodo de inflación, tipos de interés elevados y ralentización del crecimiento», añaden.No son las únicas advertencias que ponen en punto de mira en la necesaria gestión eficiente de las finanzas públicas ante los cambios estructurales que se presentan a futuro en términos de gasto. Que el Gobierno pueda hacer frente a retos demográficos como el envejecimiento de la población y contener los costes de la transición hacia una producción de energía más sostenible son solo dos ejemplos de ello.
La capacidad de España para hacer frente a estos retos influirá significativamente en las valoraciones crediticias soberanas y de los gobiernos regionales, apuntan desde la calificadora. Por todo ello, la absorción eficiente de los fondos Next Generation UE -dado que se espera que de aquí a finales de 2026 se concentre el grueso de los desembolsos, tanto de las ayudas directas como de los préstamos en condiciones ventajosas- será esencial a la hora de impulsar el crecimiento económico y superar los retos estructurales, pero también lo serán unas «estrategias económicas sólidas» y la estabilidad política.