Así que con toda rapidez y desde el otro lado del Atlántico que es donde se encuentra, no se sabe muy bien para que, el presidente del Gobierno, ha asegurado que tras el pacto político para sacar adelante la ley de amnistía, “van a ser cuatro años más» de legislatura, «le pese a quién le pese” y, aunque se le hará «muy largo a la oposición», es el resultado de la democracia tras las elecciones del 23-J que alumbraron, dijo, un Ejecutivo progresista «para rato».
La chulería es la manifestación propia de este tipo de personajes. No hay nada mas que ver como se maneja su amigo Maduro, para certificar que cada día nos acercamos mas haca ese tipo de régimen. Y tras esa demostración todo jun programa que “a la ciudadanía española que pueda ver con dudas la ley de amnistía, como pudo ver con dudas también los indultos hace años, confíe en esta medida porque va a ser beneficiosa para la reconciliación”.
En su opinión, con solo esta medida se garantiza “la prosperidad económica en nuestro país durante los próximos años”. Porque, ensalzó, “hoy en Cataluña hay inversión, hay turismo, porque hay concordia, porque hay convivencia y porque hay reconciliación. Y la política lo que tiene que hacer es contribuir a esa reconciliación y a esa concordia y a esa convivencia”.
La desvergüenza y la desfachatez acompañan a la soberbia de este ocupante de La Moncloa que se permite profetizar una bonanza económica que choca frontalmente con la realidad económica española en la que la pobreza avanza sobre cada día mas familias que tienen que recurrir al endeudamiento para llegar a fin de mes hasta que hasta esos recursos se les agotan.
Pero eso al que ocupa La Moncloa no le importa lo mas mínimo, a él no le afecta y a su familia tampoco,