Y aunque la preocupación se ha extendido entre los inversores y les ha recordado la debacle financiera de Lehman Brothers de hace 15 años, lo cierto es que la quiebra de SVB no supone ningún riesgo sistémico para el sector bancario.
¿Por qué? Aunque el caso del SVB muestra las consecuencias del endurecimiento monetario de la Fed y las lagunas regulatorias relacionadas con los bancos más pequeños de Estados Unidos, la decisión excepcional adoptada el domingo por la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) y la Fed de reembolsar todos los depósitos de los clientes ha calmado las aguas.
¿Qué ha pasado con SVB?
SVB Financial Group (SIVB US Equity) es el holding del Silicon Valley Bank que, como su nombre indica, está especializado en el nicho de los fondos de capital riesgo de Silicon Valley en los sectores tecnológico y sanitario. Se trataba del 16º banco estadounidense por tamaño de balance. Era, a fin de cuentas, un banco poco común: minorista y muy centrado en su nicho tecnológico y sanitario.
Además, sólo el 3% de sus depósitos estaban cubiertos por la FDIC (depósitos inferiores a 250.000 dólares), lo que significa que el 97% de sus depósitos procedían de empresas.
El SVB creció de forma espectacular en los últimos 20 años, y el tamaño de su balance ha pasado de 4.500 millones de dólares a finales de 2003 a 212.000 millones a finales de 2022. De hecho, entre finales de 2018 y 2022, el balance de SVB se multiplicó casi por cuatro, pasando de 57.000 millones de dólares a 212.000 millones. ¿Por qué? La pandemia impulsó los depósitos.
Tras este crecimiento, SVB perdió unos 25 000 millones de dólares en depósitos en circulación, principalmente debido al consumo de efectivo por parte de empresas respaldadas por capital riesgo, como start-ups tecnológicas y sanitarias.
La dinámica que ha seguido este pequeño y comentado banco ha sido la de aumentar masivamente el tamaño de su cartera de bonos para «invertir» los depósitos de sus clientes. Entre el 1T de 2020 y el 1T de 2022 su cartera de bonos creció desde los 27.000 millones de dólares a los 127.000 millones. Los productos elegidos, en su mayoría, fueron bonos del Estado estadounidense o MBS respaldados por el Estado, pero adquiridos en un momento de tipos de interés bajos.
La situación se complicó para este banco cuando su dirección decidió vender la semana pasada toda su cartera de obligaciones disponible de venta, alrededor de 21.000 millones de dólares, para hacer frente a su falta de liquidez. Causó una pérdida de 1.800 millones de dólares y el banco la quiso compensar con una ampliación de capital de 2.250 millones.
El anuncio de su mala situación hizo que las acciones de SVB se desplomaran y tuviera que suspender su cotización.
El desenlace de SVB podría haber sido diferente si, en lugar de vender rápidamente esa cartera de bonos tan amplia, hubiera realizado acuerdos de recompra con contrapartes bancarias, el FHLB o la Fed, lo que le habría permitido garantizar sus obligaciones de grado de inversión con efectivo.
SVB, un caso muy diferente a la banca europea
Aunque los mercados hayan castigado con dureza al sector bancario general, es importante resaltar que el SVB posee unas categorías específicas y muy diferentes a las de la banca europea y a las de la mayor parte de bancos en EEUU.
SVB no está sujeto a los coeficientes de liquidez LCR o NSFR, como los grandes bancos estadounidenses y todos los bancos europeos. Pese a que es probable que otros bancos estadounidenses de nivel IV, los de menos de 250.000 millones de dólares en activos, puedan encontrar la misma situación, el resto parece estar a salvo.
Consideramos que el caso de SVB no representa un riesgo sistémico para el sector bancario, aunque sí que pone de manifiesto un sentimiento negativo para el sector financiero en general. Es más, este caso muestra la necesidad de regular por igual a todos los bancos, grandes y pequeños, haciéndoles aplicar las mismas normas de liquidez y capital.
En términos más generales, el SVB parece ser una víctima indirecta de la repentina subida de tipos en Estados Unidos y del plan de «Quantitative Tightening» iniciado por la Fed, que está retirando liquidez de los mercados y, por tanto, indirectamente del sector financiero.
Queda por ver ahora los siguientes pasos que darán los bancos centrales para seguir con su labor de contención de la inflación. El contexto reduce la probabilidad de una subida de 50 puntos básicos en la próxima reunión, aunque no debería cambiar en exceso el rumbo de la Fed.
La última década de tipos de interés cero ha generado excesos en los mercados, cuyas consecuencias están aflorando con la subida de tipos. Sin embargo, los problemas ya experimentados por los fondos de pensiones británicos no han impedido al Banco de Inglaterra proseguir con su ciclo de subidas de tipos. Los bancos centrales intentan endurecer las condiciones financieras sin provocar una crisis sistémica. Si la situación actual se mantiene bajo control, es muy poco probable que modifiquen su política monetaria.
La noticia de SVB ha generado que los bonos estadounidenses caigan alrededor de medio punto. Sin embargo, si la decisión de “rescate” de la Fed logra limitar el contagio bancario, la inflación volverá a ser noticia.
Debemos permanecer atentos y ajustaremos nuestras asignaciones en función de la evolución futura en las próximas semanas.