La agencia de calificación destaca que España es una de las economías de más rápido crecimiento de la eurozona. No obstante, ha avisado de que las tensiones comerciales representan un riesgo.
Como explican, la perspectiva estable «refleja riesgos equilibrados para el crecimiento económico y los resultados presupuestarios en España durante los próximos dos años. La deuda pública general se mantiene elevada y el país cuenta con limitados mecanismos de protección contra las perturbaciones económicas derivadas del aumento de las tensiones comerciales y la presión sobre el gasto en defensa».
Por otro lado, «las perspectivas de crecimiento económico se encuentran entre las mejores de Europa, con una inmigración y exportaciones netas dinámicas, un desapalancamiento externo y unos costes energéticos más bajos en comparación con sus pares», señalan.
En S&P prevén que la creciente oferta laboral derivada de la inmigración neta, los menores costes energéticos en comparación con sus pares europeos y el aumento de las exportaciones impulsarán un crecimiento de alrededor del 2% durante los próximos cuatro años, aproximadamente el doble del promedio de la eurozona. Vaticinan un crecimiento del PIB de alrededor del 2% durante el período 2025-2028, tras el 3,2% en 2024, muy por encima de la media de la eurozona del 0,8% en 2024 y del 1,2% durante el período 2025-2028.
A pesar de ello, indican que la deuda pública sigue siendo elevada, en torno al 100% del PIB. «Debido a la fragmentación del parlamento, el Gobierno no ha podido aprobar un Presupuesto desde 2023, lo que significa que el gasto está limitado a los niveles de 2023 (con algunas excepciones importantes, aprobadas mediante Real Decreto, incluida la indexación de las pensiones de 2025 a la inflación de fin de año de 2024)».
En los próximos años, ven que las presiones para aumentar el gasto en defensa podrían ralentizar el ritmo de la consolidación presupuestaria. Estiman que el déficit presupuestario alcanzó el 3,3% del PIB en 2024, ligeramente por encima del objetivo del Gobierno del 3,1%. Esto incluye el coste de las inundaciones por la DANA de aproximadamente el 1% del PIB durante 2024 y 2025. Y esperan que la reducción del déficit continúe, pero a un ritmo más lento que el planificado por el Gobierno. «La reducción de la deuda externa refleja superávits recurrentes en cuenta corriente y un desapalancamiento secular desde la crisis de la deuda soberana de principios de la década de 2010. Un entorno internacional tenso, mercados financieros volátiles y el riesgo de un creciente proteccionismo global representan riesgos para nuestras previsiones de balanza de pagos, crecimiento y desempeño fiscal de España durante los próximos tres años».
Sobre la relación deuda pública/PIB, consideran que disminuirá lentamente. Para 2028, calculan que caerá al 96%, volviendo a su nivel prepandemia, desde el 100% en 2024. Esto representa una disminución moderada del 4% del PIB y la deuda se mantiene elevada en comparación con la de los países con calificación crediticia a nivel mundial. En términos netos, la tendencia es similar, con una caída de la deuda pública neta al 86% del PIB en 2028, frente al 89% en 2024. En cuanto al desempleo, apuntan que, a pesar del éxito de la reforma laboral de 2022 en aumentar la proporción de empleo permanente, la dualidad en el mercado laboral sigue siendo mayor que en otras economías avanzadas y esto tiene consecuencias fiscales.
Desde la agencia de calificación destacan que los riesgos para el crecimiento económico «son altos a nivel global si bien España está menos sujeta a los efectos directos de posibles aranceles».
Menos del 6% de las exportaciones españolas de bienes se destinan a EEUU y los servicios, el grueso de la economía española, aún no están sujetos a aranceles. «Sin embargo, España podría sufrir las consecuencias de un posible menor crecimiento económico en la eurozona, su principal socio comercial».
Su previsión es que el Banco Central Europeo podría recortar los tipos de interés aún más, hasta el 2%, en 2025 «si factores externos e internos pusieran en peligro la recuperación en curso». «Si bien la disminución gradual de los tipos de interés ejercerá cierta presión sobre los beneficios de los bancos, prevemos que su rentabilidad se mantendrá sólida. Los bancos se beneficiarán de sus estrategias activas de cobertura, la recuperación del crecimiento del crédito, los bajos costes de financiación y la reducción de sus estructuras operativas, que ya lleva una década, lo que debería mantener los gastos bajo control». Así, ven que el sector bancario español «parece estar en buena forma»: «El deterioro de la calidad de los activos en los últimos años ha sido leve y prevemos que se mantenga así, ya que los prestatarios se benefician de un endeudamiento adecuado, unas sólidas perspectivas macroeconómicas y unos costes de financiación más bajos. Los balances de los bancos españoles se mantienen bastante líquidos, con depósitos superiores a los préstamos».
«Si bien los bancos planean seguir distribuyendo alrededor del 50% de sus beneficios a los accionistas y ampliar gradualmente su cartera de préstamos, seguimos esperando una ligera mejora en su capitalización, ya que los bancos dispondrán de capital adicional para cubrir el nuevo requisito de colchón anticíclico del 1% para octubre de 2026».