La comúnmente denominada hucha de las pensiones está en su nivel más elevado desde 2017, tras años siendo ‘vaciada’ como consecuencia del déficit que el el sistema público arrastra desde 2012. Pero hay un truco contable: la Seguridad Social sigue gastando más de lo que ingresa (casi 30.000 millones en 2024) y, para compensarlo, recauda ingresos sobre todos los salarios a través de una cuota adicional que no mejora la pensión. A cambio de ‘llenar’ la hucha, el sistema no hace más que endeudarse.
Tras años desierta y sin recibir aportaciones, el Fondo de Reserva se ha reactivado desde la creación del citado Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), un nuevo tipo de cotización aplicado sobre la nómina de todos los trabajadores. Su aplicación arrancó en 2023, cuando comenzó gravando con un tipo del 0,6% con el plácet de los sindicatos y la Comisión Europea, que pidió endurecer esta cuota como cláusula de salvaguarda en caso de detectar un desvío del gasto en el examen trianual que pasa la reforma. De hecho, el modelo actual está muy influenciado por una propuesta de UGT. Actualmente, esta nómina se ubica en el 0,8% y alcanzará, como mínimo, el 1,2%.
Aunque se define como el cobro de cotizaciones sociales para asumir contingencias comunes como la jubilación, las bajas y otro tipo de prestaciones contributivas, la realidad es que es una cuota finalista que no mejora el cobro de la futura pensión. ¿Qué quiere decir? Que la sobrecotización es estrictamente solidaria y se usará para pagar una parte de las pensiones de la generación del baby boom.
El secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, Suárez, ha facilitado las previsiones en la reunión del Comité de Gestión del Fondo de Reserva que él mismo ha presidido ante la presencia de altos cargos de Economía, Hacienda y de la propia Administración de las pensiones. La ministra Saiz ha presumido, posteriormente, de los datos: «Los pensionistas de hoy y también los de mañana pueden estar tranquilos», considera la navarra, obviando que supone un trampantojo contable ante el constante déficit que provoca un aumento de la deuda del sistema (que ya supera ampliamente los 100.000 millones).
El Gobierno prevé que la hucha de las pensiones acumule hasta 130.000 millones, entre aportaciones y rendimientos, a comienzos de la próxima década (en 2033). Será entonces cuando el Ejecutivo de turno tenga la posibilidad de disponer durante dos décadas de este montante para pagar una parte de las pensiones del baby boom. El primer año, en 2033, permitirá recurrir del 0,1% del PIB. La ley permite recurrir al dinero del Fondo de Reserva por valor máximo del 0,91% del PIB anual en la etapa de mayor tensión financiera por el retiro del baby boom, a finales de la década de 2040.