Este incremento del coste de emisión se produce en plena subida de los tipos de interés -y con la perspectiva de que estos se mantengan altos por más tiempo de lo previsto- con el consiguiente impacto que esto va a tener para las arcas públicas.
En concreto, España ha adjudicado 1.478 millones de euros en letras a nueve meses, y ha pagado por ellas un 3,818%, un rendimiento que es superior al 3,737% que los mercados le exigieron en la anterior subasta de este tipo. Se trata del nivel más alto registrado para esta referencia, que se lanzó en febrero de 2013. En letras a tres meses, el Tesoro ha colocado 559 millones de euros a un interés marginal del 3,590%, también superior al 3,490% del pasado y récord de los últimos doce años. La demanda casi ha triplicado la oferta, puesto que ha llegado a rozar los 5.400 millones de euros, pese a que finalmente se han colocado esos 1.478 millones, una cuantía que está dentro del rango medio previsto por el organismo (que se movía entre los 1.500 y los 2.500 millones de euros). Este jueves España ofrecerá al mercado obligaciones a diez y siete años y otras con una vida residual de dos años.
Este mismo martes el Tesoro ha lanzado, además, un nuevo bono a quince años ligado a la inflación, en la primera emisión de este tipo que se celebra desde el año 2018. El organismo ha encargado a Citi, Deutsche Bank, HSBC, JP. Morgan, Morgan Stanley y Societe Generale la emisión de este instrumento, que vence el 30 de noviembre de 2039.
La operación ha tenido lugar apenas un día después de que la vicepresidenta Calviño, anunciase que el país reducirá en 5.000 millones la emisión de deuda prevista para 2023 hasta los 65.000 millones, de forma que se habría completado ya el 85% del programa de financiación previsto para el conjunto del ejercicio. Esta reducción de las emisiones se produce, según el Gobierno en funciones, gracias a la «buena marcha» de la economía española -Asuntos Económicos ha elevado el avance del PIB previsto para este año hasta el 2,4%- y al cumplimiento «holgado» de los objetivos fiscales, pese a que el Pacto de Estabilidad permanece suspendido de facto desde la pandemia de Covid y a que no volverá a estar vigente hasta enero. El periodo medio de amortización se mantiene en el entono de los ocho años.
Con todo, el contexto que ha generado la subida de tipos más acelerada desde la creación del euro tendrá un coste extra para las arcas públicas. El Plan Presupuestario remitido el domingo a Bruselas prevé que el pago de intereses de la deuda se dispare cerca del 10% el año que viene hasta los 39.078 millones de euros por el aumento del precio del dinero que el Banco Central Europeo (BCE) está impulsando para controlar los precios.
De este modo y en términos relativos, el pago de intereses de la deuda pasará a representar el 2,5% del PIB. En el departamento que encabeza Nadia Calviño inciden en que los costes de financiación del Estado se mantienen «en niveles contenidos en términos históricos» pese a que el emisor ha subido los tipos en 450 puntos básicos desde julio del año pasado. Esto elevará un 8,2% la emisión bruta del Tesoro este año hasta los 256.930 millones de euros