Cerca del 15% de los trabajadores españoles utiliza este sistema de forma regular para cumplir con sus obligaciones laborales, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Además, los empleados que practican este sistema de desempeño laboral expone que las mejoras derivadas de él han mejorado su calidad de vida y su relación con el trabajo.
Más concretamente, el 14,6% de los empleados españoles teletrabajan, la cifra más elevada de los últimos tres años y que sólo fue superada en la época del confinamiento -cabe destacar que en ese momento, acudir a un puesto de trabajo de manera física requería de una autorización especial-. Además, desde finales de 2021 y a medida que las restricciones provocadas por el Covid-19 se fueron levantando, la tendencia a teletrabajar no solo no ha disminuido, sino que se ha incrementado. «Los nuevos modelos de trabajo híbridos están consolidándose en España y en el resto de los países desarrollados como consecuencia de una demanda por parte de los empleados de implementar medidas que faciliten la conciliación entre la vida laboral y la personal», señala Mas, director general de Randstad Enterprise. Antes del estallido de la pandemia del Covid-19, el teletrabajo tenía una presencia marginal entre los empleados y, en 2019, menos del 5% de los ocupados trabajaban desde casa más de la mitad de los días. Con la irrupción de la pandemia y la obligación de confinarse, el porcentaje de empleados que pasaron a teletrabajar se disparó y, aunque desde las cifras máximas ha descendido, la tendencia no solo se mantiene, sino que va avanzando año tras año.
En un entorno laboral en constante cambio, las prioridades de los trabajadores han cambiado, según el último Informe Workmonitor de Randstad, que analiza las tendencias y demandas laborales en 35 países, incluido España, mediante más de 26.000 encuestas realizadas a trabajadores. El informe revela que el 53% de los empleados estaría dispuesto a renunciar a su trabajo si éste le impidiera disfrutar de su vida personal, mientras que el 39,2% haría lo mismo si sus peticiones de flexibilidad no fueran atendidas. En el caso de los trabajadores españoles, el 39% estaría dispuesto a reducir sus ingresos si el empleo permitiera una mayor conciliación con su vida personal.
Antes del estallido de la pandemia del Covid-19, el teletrabajo tenía una presencia marginal entre los empleados y, en 2019, menos del 5% de los ocupados trabajaban desde casa más de la mitad de los días. Con la irrupción de la pandemia y la obligación de confinarse, el porcentaje de empleados que pasaron a teletrabajar se disparó y, aunque desde las cifras máximas ha descendido, la tendencia no solo se mantiene, sino que va avanzando año tras año.
Como resultado de la pandemia, los modelos de trabajo flexibles han pasado a ser una realidad permanente. Sin embargo, según nuestro último informe, los trabajadores siguen exigiendo flexibilidad, pero ven que sus jefes los quieren de vuelta en la oficina. Esto contradice las preferencias de los trabajadores, muchos de los cuales a menudo han modificado su estilo de vida de forma considerable gracias al teletrabajo y al teletrabajo híbrido. Más de un tercio (37%) se han mudado de casa o adquirido un animal de compañía pensando que el teletrabajo seguiría vigente. Sin embargo, la flexibilidad también surge como concepto con muchos matices que no implica solo trabajar desde casa. El número de encuestados que afirmó que su empresa quería que volvieran a la oficina fue casi el mismo (35%) que el de los que no experimentaron esa situación (34%). Sin embargo, cuando se les preguntó en qué medida las empresas imponían la vuelta a la oficina, el 41% afirmó que su empresa se había vuelto más estricta con la asistencia.