Bajo esa creencia es capaz de amenazar con miles de peligros a cualquiera, sin darse cuenta de que en estos momentos se encuentra en una posición de debilidad que no le permite tanta tontería, ni tanto juego de palabras, porque, por ejemplo el número de autónomos está cayendo en picado o las empresas se van a Países Bajos y se quedan tan frescos, porque el problema es que esta en juego la supervivencia de muchos de ellos los beneficios de sus accionistas que son los auténticos dueños, cosa que Sánchez no ha tenido en cuenta.
Y lo que es peor, sus enemigos no son los españoles, sino sus socios de gobierno. Ellos o si se quiere ellas, son las que le están cavando la fosa. El pulso entre socialistas y podemitas es, sin lugar a dudas, una de esas peleas tontas, uno de esos pulsos entre orgullosos que siempre terminan mal, porque le triunfador, el teórico ganador, se4 encuentra con que a medio plazo la factura que tiene que pagar por su victoria es tan cara, que anula el efecto victoria.
Y estas historias de la izquierda española no son de hoy. Como decíamos al principio son tan viejas como la misma historia política y de partidos de España.
Las disputas cainitas de unos contra otros, de facciones y corpúsculos enfrentados no es de hoy, Basta con estudiar la historia de España para saber que cuando y como se repitieron estas mismas historietas y las consecuencias que tuvieron para unos y otros.
Tensar la cuerda y luego dejar caer al contrario no es solución y Sánchez debería saberlo. Un país es mas que las tonterías de cuatro indocumentados que se creen los reyes del mambo, Y no. Gobernar es mucho mas que eso, mas que lo que hacen unos y otros en estos momentos para dirigir el país.