Y ello sin que el Consejo de Gobierno se haya comprometido explícitamente con ninguna senda concreta de tipos a la espera de observar las dinámicas de inflación subyacente y la efectividad en la transmisión de su política monetaria. Este es el mensaje que ha enviado el BCE a los mercados tras haber adoptado la decisión prácticamente por unanimidad de todos los miembros de su consejo de gobierno, señalan los analistas de la sociedad gestora.
Aseguran, además, que la decisión está justificada por la razonable evolución de los datos macroeconómicos en la Unión Europea y la necesidad de impulsar la actividad en el sector manufacturero, especialmente el alemán, además de observarse una clara mejoría en las presiones inflacionistas.
La decisión adoptada por el BCE constituye un hito histórico en política monetaria, en tanto que por primera vez la autoridad monetaria europea deja de ir a remolque de las decisiones de la FED, que deberá enfrentarse a la dicotomía de rebajar los tipos de interés con unos niveles de inflación todavía muy altos, pero con unas variables macroeconómicas más débiles que meses atrás.
Corrección en los tramos cortos de las curvas de deuda pública
Con esta bajada de tipos se prevé una corrección en los tramos cortos de las curvas de deuda pública y, en consecuencia, una bajada en las rentabilidades, mientras que es factible que, en los tramos más largos, es decir de 5 a 10 años, no se produzcan movimientos tan abruptos. No obstante, advierten de que los problemas de déficit que arrastran varios países en Europa pueden poner en movimiento las primas de riesgo en el medio plazo. Esto puede ocurrir una vez pasadas las elecciones al Parlamento Europeo, cuando queden constituidos los órganos de gobierno de la UE. Previsiblemente, veremos un cambio de discurso y se podrá más énfasis en el cumplimiento de los déficits en aquellos países donde es más abultado y además tienen problemas para reducirlo.
En cuanto a la renta fija privada, la curva de tipos cotiza en términos normalizados, con rentabilidades más altas en el largo plazo que en el corto y con diferenciales con respecto a la deuda prácticamente en mínimos. Por lo general, las compañías presentan unos fundamentales buenos y tampoco se ven sectores con problemas a la hora de acceder a los mercados de capitales.