Algunos inversores repliegan velas en renta variable estadounidense mientras otros defienden la fortaleza de la economía y aprovechan la dinámica virtuosa de la volatilidad.
Los que siguen apostando por Estados Unidos…
– Para la gestora estadounidense Payden & Rygel: La semana pasada, la incertidumbre política y los temores sobre el crecimiento provocaron el desplome de la bolsa estadounidense, poniendo fin a la mejor serie de ganancias bursátiles desde el auge de Internet en los años noventa. Al cierre de las bolsas el jueves, el índice S&P 500 había bajado un 10,1% desde su máximo, entrando en una fase de «corrección», como se define un descenso de entre el 10% y el 20% desde los máximos anteriores.
«Las correcciones no son infrecuentes y no indican necesariamente una recesión inminente, hasta el punto de que ha habido no menos de doce correcciones del S&P 500 desde 1990 sin que siguiera ninguna recesión. Una vez pasada la amenaza de recesión, la renta variable debería estabilizarse y volver a sus niveles de precios anteriores en el plazo de un año; el tiempo medio de recuperación es de 145 días de negociación, pero en algunos casos ha sido tan corto como 80 días”, explican desde Payden & Rygel.
«A pesar del pesimismo generalizado, creemos que la economía estadounidense aún tiene margen para crecer: el informe de empleo de febrero muestra que los consumidores estadounidenses están experimentando un crecimiento real de sus ingresos, con un aumento de los ingresos nominales agregados a un ritmo anual del 5%, muy por encima de la media a largo plazo del 3,6% y por encima de la tasa de inflación. Por lo tanto, antes de apostar en contra de EE.UU., hay que tener en cuenta la historia del mercado bursátil y vigilar los fundamentos macroeconómicos, no sólo los titulares”, afirman rotundamente desde la gestora estadounidense.
– Para Thomas Planell, gestor de la gestora francesa Lazard Frères Gestion: «La incertidumbre económica dibuja un efecto tijera sin precedentes entre Europa y Estados Unidos. Aunque la incertidumbre implica cautela, no se refleja automáticamente en la actividad empresarial. Los datos económicos y las cifras de empleo siguen apuntando en la buena dirección y no invalidan el escenario de crecimiento positivo en Estados Unidos. Europa, por su parte, se beneficia de un repunte significativo tras un final de año 2024 marcado por la incertidumbre política en Francia y Alemania, gracias a la capacidad de los partidos moderados para mantenerse en el poder y a la unidad europea en torno a la revitalización de las capacidades de defensa.»
– Para el equipo de inversión de Portocolom AV: «Segunda semana de correcciones en las principales plazas bursátiles. Los inversores están analizando el devenir de las acciones del nuevo gobierno estadounidense y las potenciales consecuencias de dichos actos sobre la economía real. Los últimos datos conocidos sobre la inflación reducen la presión sobre los precios ya que tanto el IPC general como la versión subyacente corrigieron 2 décimas en febrero hasta situarse el 2,8% y 3,1% respectivamente, en ambos casos la caída superaba en 1 décima el dato previsto. En Europa la producción industrial de enero sorprendía positivamente al subir un 0,8% en enero, el mercado esperaba un 0,5% tras la caída de -0,4% de diciembre. Con la batalla arancelaria en la agenda del día a día, el IPC ha pasado a un segundo plano en cuanto a las preocupaciones de los gestores, que en estos momentos están muy pendiente de las señales que aporten los datos macroeconómicos sobre la salud del crecimiento de la economía, tras los primeros signos de ralentización percibidos. Lo cierto es que los datos de empleo, endeudamiento de las familias y empresas, crecimiento de salarios, crecimiento de los beneficios empresariales, etc, siguen siendo muy sólidos, pero podrían verse comprometidos por las decisiones políticas.”
En contra….
– Para José Manuel Marín Cebrián de Fortuna SFP: «Estados Unidos se encuentra en una encrucijada económica. La nueva administración busca revitalizar el país con medidas que pueden fortalecer su competitividad, pero también generan riesgos significativos para la estabilidad global. La transición de una economía basada en gasto y deuda a un modelo más orientado al sector privado y a las exportaciones no será sencilla. A corto plazo, la incertidumbre sobre el dólar y el posible impacto en los mercados financieros podría desencadenar tensiones que, de no manejarse con cautela, podrían desembocar en una crisis de deuda global sin precedentes. El sector tecnológico, que hasta ahora ha sostenido gran parte del crecimiento de los mercados financieros, también enfrenta un punto de inflexión. Las elevadas valoraciones y la posible reducción de estímulos gubernamentales podrían generar una fuerte corrección, lo que agravaría la inestabilidad en los mercados. Las decisiones tomadas en Washington en los próximos meses no solo afectarán a la economía estadounidense, sino que podrían redefinir el equilibrio del sistema financiero internacional.»