Esta obra fue publicada en 1991, pero es de una gran belleza y sobre ella no pasa el tiempo. La protagonista de la novela es la música y un instrumento que se puso muy de moda en el barroco, en las cortes europeas, sobre todo en Francia en el siglo XVII, la viola. Instrumento de cuerda y arco, más grande que el violín y con sonido más grave, que inspira grandes sentimientos, como cuando es manejada por dos grandes músicos: Saint-Colombe y Marin Marais, protagonistas de la novela
Saint Colombe a la muerte prematura de su esposa se retira de la vida pública, ya que piensa que su vida pierde todo sentido y se dedica a cuidar y educar a sus dos hijas de muy corta edad, ayudado por una criada. Su vida es austera, su carácter es huraño, con grandes altibajos, cuida a sus hijas, aunque no sabe darles el cariño de su madre. Se hace construir una cabaña donde se retira a componer y a tocar y curiosamente, a hablar con su difunta mujer.
Marais es joven y le pide que sea su maestro, pero Saint Colombe le rechaza porque su visión de la música está instrumentalizada para hacer carrera, llegar a la corte del Rey y lucrarse con su profesión. Pero es un gran músico. Las dos hijas -de carácter muy distinto- se enamoran de él, pero el padre no cede. Va a la corte, triunfa, pero sigue sin entender lo que debe ser la música. No cede y hace grandes sacrificios protegido por la hija mayor, para escuchar las grandes composiciones del maestro. La novela acabará en una escena gloriosa en que Marais acabará de darse cuenta de la grandeza de la música y del mundo interior que se abre con ella y se muestra al exterior. Es la espiritualidad que muestra que la hace eterna.
El libro está escrito con una gran corrección, como una partitura, con sobriedad, aunque a veces con lenguaje barroco, pero sin que le sobre o lo falte ni una palabra. Como es lógico los valores son patentes a lo largo de sus páginas: el valor del silencio, el sentido del dolor, la grandeza de la vida que reside en esa verdad interior a la que se opone la vanidad, el saber degustar la belleza, el valor de lo perenne.
Todas las mañanas del mundo
Pascal Quignard
Galaxia Gutenberg. Barcelona (2023)