Así que, a nadie le extrañe que todo este movimiento de carta va carta viene y demás zarandajas matrimoniales podría ser, incluso, un a estrategia de los sabios monclovitas con el objetivo de despertar los mas bajos instintos socialistas y forzar la presencia en los colegios electorales y así tratar de minimizar los puntos de diferencia que separaban a unos de otros con una clara inclinación hacia el lado popular.
Por esa misma razón no es de extrañar que desde el bando socialistas digan sentir indignación «ante la filtración de llamar a declarar a Begoña Gómez con un mes de antelación» y sostienen que «pretende claramente influir en el transcurso normal que se desea para todo proceso electoral».
El PSOE señala además que esta causa se inicia «por una denuncia falsa de una organización ultraderechista, como Manos Limpias» en la que «como única prueba se aportaban enlaces a pseudomedios digitales, con una colección de bulos e informaciones sin contrastar que desmonta el informe de la UCO».
El PSOE, además, reprocha al expresidente del Gobierno Aznar unas declaraciones que hizo el pasado mes de noviembre en las que dijo «el que pueda hacer que haga» en un contexto de oposición de la derecha a la investidura de Pedro Sánchez gracias a un pacto con los independentistas a cambio de la amnistía.
En ese mismo contexto, el propio Sánchez va a hacer un despliegue mitinero descomunal con presencia este miércoles en Benalmádena (Málaga) en compañía de Ribera y del candidato de los socialdemócratas a la Comisión Europea, Nicholas Schmit. El jueves estará en Hospitalet de Llobregat junto al líder del PSC, Illa, y al jefe de la diplomacia europea, Borrell. Y el viernes tendrá un acto en la sede de UGT por la mañana y el mitin de cierre por la tarde en Fuenlabrada, junto a Zapatero.
Pero lo mejor de todo es el margen temporal con el que contara para diseñar una estrategia especial desde que se cierren los colegios y se conozcan los primeros datos. En efecto, desde el cierre de colegios hasta las once de la noche no se podrá hacer público ningún dato electoral. El recuento sólo lo conocerán el Gobierno, Interior y la empresa pública Indra. Esto da ventaja al Ejecutivo para diseñar su estrategia política y de comunicación y para orientar sus filtraciones hacia sus medios afines frente a la galaxia de voces críticas que ha bautizado como «fango».
Así que no todo es tan limpio como reclaman los socialistas