Las protestas de los usuarios, la sucesión de incidencias y la caída de los distintos indicadores de calidad han puesto en alerta al Gobierno y a la empresa pública, que reivindican una y otra vez sus planes ya en marcha para rebajar el nivel de tensión.
Pese a las presiones de Cataluña y País Vasco, que han llegado a conseguir la transferencia de sus sistemas ferroviarios, Renfe continuará operando hasta 2027 los 12 núcleos de Cercanías establecidos por el Estado: Asturias, Bilbao, Cádiz, Cantabria, Rodalies de Cataluña, Madrid, Málaga, Murcia-Alicante, San Sebastián, Sevilla, Valencia y Zaragoza. Cada día mueven a 1,4 millones de personas a lo largo de las 56 líneas, 762 estaciones y 3.235 kilómetros de vías sobre las que se operan sus trenes.
De los 641 trenes dispersos por los 12 núcleos de Cercanías bajo su control, más de un tercio, 271, están destinados a la red de la capital, que mueve a casi el 50% de los viajeros de todo el país y que en los últimos meses está en el foco del debate público por la sucesión de incidencias, especialmente en dos de sus puntos críticos como son las estaciones de Chamartín y Atocha, ambas inmersas en un intenso proceso de renovación.
Pero el descontento de los viajeros recurrentes no sólo se da en la capital. Los datos de Renfe muestran cómo la puntualidad global de las Cercanías ha caído casi tres puntos desde antes de la pandemia: en 2019, el 95,3% de los trenes llegaban con menos de cinco minutos de retraso a su destino, mientras que hasta septiembre de 2024 eran el 92,61%. Tampoco se salva la Media Distancia, cuya puntualidad ha caído más de cinco puntos en el mismo período (del 89,92% al 84,33%).
Para revertir la tendencia, tanto Renfe como Adif tienen activos planes de inversión y mejora que esperan resolver en 2026, año en que los directivos confían en estabilizar la situación. En el caso del gestor de la red ferroviaria, a quien se ha reclamado inversiones en la infraestructura, acaba de actualizar su Programa de Actividad 22-26, que contempla destinar a la mejora de la red ferroviaria española una cuantía que supera los 24.000 millones de euros, dividida al 50% entre la red convencional y la de alta velocidad.
Según datos de la CNMC —ya que Adif no ha publicado el documento—, las Cercanías recibirán el 43,1% de los casi 12.000 millones de euros que se dedicarán a la red por la que transitan la gran mayoría de trenes. En concreto, durante el cuatrienio se dedicarán 5.306 millones a los planes de mejora de los servicios urbanos, a lo que hay que sumar otros importes para la mejora de estaciones o corredores. 3.410 millones se habrán ejecutado entre 2023 y 2024, a lo que se sumarán otros 1.895 millones a ejecutar en 2025 y 2026 para ampliaciones de la red, obras en estaciones o instalar sistemas de comunicación avanzados, como el ERTMS.
En las últimas semanas, Renfe ha incorporado a su cúpula tres perfiles profesionales destinados a mejorar el rendimiento del negocio de ‘Obligaciones de Servicio Público’. Bajo esta fórmula, el Estado tiene cedida a su operadora pública la gestión de las redes de Cercanías de todo el país y los servicios de trenes regionales y de media distancia, incluídos los de alta velocidad (Avant). Pero el contrato vigente acaba en 2027, momento en que saldrán a licitación y podrían ser asumidos por otros operadores, como Alsa, que ya ha mostrado interés por ellos.
En un intento por elevar su competitividad y conocimiento en este tipo de concursos, la compañía nombró a principios de octubre a Rafael Cortés, exdirectivo de la empresa de autobuses Avanza, como su nuevo director de la división de Viajeros. Sustituyó a Javier Pérez, que asumió este rol de modo temporal y que ahora dirigirá el área de alta velocidad. Al tiempo que nombraba a Cortés, Renfe creó una nueva dirección de Servicio Público, Planificación y Desarrollo Estratégico de Movilidad Urbana enfocada en mejorar el servicio que presta en las ciudades donde tiene núcleo de Cercanías. Para dirigirla escogió a Christian Muñoz Monje, profesor de la Universidad de Granada que dirigió el Consorcio de Transporte de Granada y la Red de Consorcios de Transporte de Andalucía.
En cambio, no logró cubrir un puesto que parecía crítico: el de Coordinador del núcleo de Cercanías de Madrid, el más transitado de su red. Las funciones asignadas a este cargo han sido finalmente asumidas por Muñoz, que iba a ser su superior.
El material rodante es otra de las áreas críticas en las que tanto la compañía como el Ministerio han puesto el foco dada la sucesión de problemas que está causando su obsolescencia. La edad media del parque ferroviario que Renfe usa para Cercanías está en 27 años, un valor que se acerca a la vida útil que el sector confiere a los trenes, fijada de forma generalizada en 30 años.
Renfe no recibe un tren nuevo para prestar servicios de proximidad desde 2008, cuando se hizo entrega de las últimas unidades de la serie 465 (Civia), adquiridas a principios de siglo. Para sustituir a las vetustas unidades de las series 446, 450, 451 y 592, el Gobierno lanzó entre 2020 y 2023 varias licitaciones por valor de 3.119 millones de euros que permitirán incorporar hasta 280 trenes de gran capacidad.
Los primeros trenes de estos nuevos modelos, fabricados por Alstom y Stadler en sus plantas de Barcelona y Valencia, ya están en pruebas por las vías españolas. Tendrán un 20% más de capacidad, y entre 900 y 2.000 plazas cada uno, en función de su longitud: del total de vehículos adquiridos, 225 tendrán 100 metros de largo y los otros 55 el doble, 200 metros. Las unidades precursoras se entregarán en 2025 y se irán incorporando escalonadamente hasta 2028.
A estas unidades se sumarán los pedidos encomendados a CAF para servicios regionales. El fabricante vasco suministrará 31 trenes para la red de ancho métrico, 6 alpinos para la línea Cercedilla-Cotos, 29 eléctricos para Cercanías y otros 28 para Media Distancia.
Los trenes de Cercanías recuperaron en 2023 sus niveles prepandemia tras ser utilizados por casi 442,4 millones de viajeros, una cifra similar a los 443,2 millones de 2019. El mantenimiento de los abonos gratuitos para usuarios recurrientes permitió disparar la cifra de usuarios un 18,6% internual, según los datos del INE, después de que el conjunto de núcleos del país cerrase 2022 con 372,9 millones de usuarios. Por núcleos, Madrid sumó un 11,8% más de viajeros, hasta 229,3 millones; Barcelona creció un 19,4%, hasta 120 millones; y los diez restantes registraron un crecimiento mayor, del 38,5%, superando los 86 millones de viajeros transitados. Pero al mismo tiempo, las encuestas de satisfacción que realiza Renfe cada año a sus usuarios muestran una tendencia descendente en cuanto a la sensación de calidad del servicio. Los Cercanías son los peor valorados de la gama de productos de Renfe, donde sus trenes AVE, Alvia, Avant o Media Distancia obtienen mejores valores en cuestiones como puntualidad, información a los pasajeros en caso de retrasos, mantenimiento, seguridad o limpieza en los trenes.