Los críticos podrían argumentar que las importaciones baratas están obstaculizando la producción nacional, pero la cuestión no es tan obvia.
Un error común es pensar que las importaciones baratas perjudican el crecimiento de EE. UU. Sin embargo, los consumidores estadounidenses se han beneficiado de décadas de descenso de los precios. Además, los bienes de consumo sólo representan el 13% del volumen mensual de las importaciones estadounidenses, mientras que el 73% son bienes de capital y suministros industriales, como equipos y piezas de automóviles.
Los bienes de capital son insumos clave para la producción nacional estadounidense; de hecho, en la era del libre comercio, a medida que aumentaban las importaciones de bienes de capital, también lo hacía la producción industrial estadounidense. En otras palabras, la actividad económica mundial se ha vuelto más compleja e integrada: los aranceles corren el riesgo de elevar los precios y perturbar la actividad económica, ya que los bienes sujetos a aranceles podrían obstaculizar la fabricación estadounidense en lugar de apoyarla.