Aunque en algunas zonas las cifras de visitantes han batido récords, el gasto no ha acompañado el auge de llegadas, encendiendo las alarmas de comerciantes y hosteleros.
En Baleares, el presidente de la Asociación de Comerciantes y Servicios Turísticos de Mallorca, Tirado, lo resume con una metáfora: “tenemos turistas diésel, que andan mucho y gastan poco”. Según explica, el consumo ha sido notablemente menor que en años anteriores, dejando a restaurantes, bares y tiendas con resultados por debajo de lo esperado.
Mas, gerente de la Federación Empresarial de Restauración de Mallorca, señala que la caída no es casual. “Venimos arrastrando una mala temporada desde mayo”, explica. El clima poco favorable, el aumento de turistas de corta estancia y la subida de los precios hoteleros han actuado como freno para el gasto en destino.
Andalucía tampoco ha escapado a esta tendencia. Barba, secretario general de la Federación Andaluza de Hoteles y Alojamientos Turísticos, apunta a un descenso del consumo de entre el 6% y el 10% en junio y julio, una cifra que preocupa a los empresarios del sector.
En contraste, otras comunidades han logrado mantener o incluso incrementar el gasto turístico. Cataluña registra un alza cercana al 2%, Madrid cerca de un 8% y Canarias un 2,8%, confirmando que su modelo turístico sigue siendo atractivo y rentable. El reto para Baleares y Andalucía es claro: transformar el récord de llegadas en un verdadero impulso económico, fidelizando a los visitantes y reactivando el consumo, para que el turismo siga siendo motor de crecimiento y no solo una estadística de afluencia.