«La contraofensiva ya está en marcha desde hace días, es una guerra intensa en 1.500 kilómetros de frontera», ha afirmado el principal asesor del presidente Volodimir Zelenski, Mijailo Podoliak, en declaraciones a la cadena RAI. Sobre los objetivos, ha matizado que no atacarán territorio ruso, sino que se centrarán en las zonas «ocupadas» en el Donbás y en la península de Crimea.
En un mensaje posterior en Twitter, ha matizado que la contraofensiva «no es un evento único que comenzará a una hora concreta, en un día concreto, con el corte solemne de una cinta roja», sino que se trata de una batería de medidas que «ya tuvieron lugar ayer, tienen lugar hoy y seguirán mañana». «La destrucción intensa de la logística enemiga es también una contraofensiva», ha sentenciado.
Podoliak ha subrayado la importancia de las armas occidentales en estas operaciones, confiado en que la entrega de cazas F-16 permitirá definitivamente «cerrar el espacio aéreo» sobre Ucrania. No obstante, ha señalado como «paradoja» que, si las fuerzas ucranianas hubiesen tenido estos equipos hace un año, «ya habría terminado la guerra».
Un asesor de Zelenski para temas de política exterior, Igor Zhovka, ha apuntado en cambio a la agencia Bloomberg que las fuerzas ucranianas iniciarán la contraofensiva en cuanto reciban las armas y los equipos que necesitan. Espera que estas operaciones se traduzcan en resultados concretos sobre el terreno.
Zelenski había prometido una contraofensiva coincidiendo con la llegada del buen tiempo, aunque desde su Gobierno llevan semanas rebajando las expectativas sobre la formalización de estas operaciones. El presidente admitió a mediados de este mes que, aunque «podría tener éxito», iniciarla antes de tiempo implicaría «perder a mucha gente».