La inflación da, así, más motivos al Banco Central Europeo para seguir recortando los tipos de interés en un entorno agitado por los aranceles y la situación cada vez más delicada en Oriente Medio a raíz de la guerra entre Israel e Irán. Los precios subieron un 1,9% de media en mayo, tres décimas menos que el mes anterior y por debajo del objetivo a medio plazo del 2% que tiene establecido la entidad.
Los datos que ha confirmado este miércoles Eurostat, la oficina de estadísticas europea, explican el descenso de la inflación por la caída de los precios energéticos (se abarataron un 3,6% con respecto al mismo mes del año pasado) y el aumento más moderado de los de los alimentos, que subieron un 4,3% en términos interanuales, seis décimas menos de lo que lo habían hecho en abril.
Los bienes industriales no energéticos, como son los componentes para la industria, los productos farmacéuticos y cosméticos o los electrodomésticos, entre otros se encarecieron un 0,6%, prácticamente lo mismo que el mes anterior. Otra buena noticia llega de los servicios. Sus precios subieron un 3,2% en mayo, frente al 4% de abril, dando también algo de respiro a la entidad, que se había mostrado muy preocupada por su resistencia a moderarse.
En cuanto a la tasa de inflación subyacente, que excluye de su cálculo los precios de la energía y de los alimentos frescos, cayó al 2,3% desde el 2,7% del mes anterior. El BCE mira con lupa esta variable porque tiende a reflejar tensiones más estructurales de los precios.