La tasa anual de inflación se moderó dos décimas hasta el 2,4% el mes pasado, su nivel más bajo desde noviembre, gracias a la caída de los precios de la energía y de los alimentos frescos. En concreto, la energía se abarató un 1,8%, prácticamente la mitad de lo que lo había hecho en febrero (-3,7%), mientras que los productos no procesados de la cesta de la compra redujeron su precio de media un 0,5%, cuando venían de elevarse un 2,1% justo un mes antes.
De nuevo fueron los precios de los servicios los que más presionaron al alza la tasa anual de IPC del área del euro. Se incrementaron de media un 4%, al mismo nivel que vienen haciéndolo desde el pasado mes de noviembre. Por detrás, las rúbricas más inflacionistas fueron los alimentos procesados, el alcohol y el tabaco, que se encarecieron un 3,5%; así como los bienes industriales no energéticos, cuyos precios se elevaron un 1,1% el mes pasado en relación a marzo de 2023.
En el tercer mes del año las tasas anuales más moderadas de inflación se registraron en Lituania (0,4%), Finlandia (0,6%) y Dinamarca (0,8%). En el lado opuesto, Rumanía (6,7%), Croacia (4,9%), Estonia y Austria (ambos 4,1%) registraron las más elevadas. En comparación con febrero, la inflación anual disminuyó en trece Estados miembros, se mantuvo estable en cuatro y aumentó en diez.
Este dato confirma que España ve cómo empeora el diferencial de precios en relación a sus principales socios comerciales, puesto que la inflación armonizada -que es el dato que Eurostat toma para poder hacer las comparaciones entre países- se situó el mes pasado en el 3,3%, cuatro décimas por encima del mes anterior. A nivel nacional pesó, sobre todo, la vuelta del IVA de la electricidad al 21% después de casi tres años con el tipo reducido. El Gobierno incluyó esta medida dentro del paquete anticrisis para contrarrestar los efectos de la crisis energética e inflacionaria, que se agravaron al estallar la guerra en Ucrania.
La inflación subyacente, que es la que excluye de su cálculo los precios de la energía, los alimentos y el tabaco retrocedió dos décimas hasta el 2,9%. Esta es la referencia que toma en consideración el Banco Central Europeo a la hora de decidir la marcha de su política monetaria, dado que tiende a reflejar tensiones más estructurales de los precios. Tras la última reunión de su Consejo de Gobierno, celebrada el pasado 11 de abril, la presidenta del emisor se mostró algo ambigua sobre la posibilidad de que el primer movimiento a la baja de los tipos se produzca en junio, si bien el mercado descuenta que será así dada la debilidad de los datos macro en la región.
Su locomotora, Alemania, se asoma a la recesión técnica. El Bundesbank germano advirtió recientemente de que esperaba que entre enero y marzo se produjera la segunda contracción trimestral consecutiva de su PIB, que es la condición para que esta se produzca. Tampoco marchan mucho mejor las cosas en Francia, la segunda economía en tamaño de la región, que se estancó (crecimiento cero) en el cuarto trimestre del año pasado. Ni siquiera la expansión española e italiana ha servido para contrarrestar esta debilidad. Organismos y servicios de estudios nacionales calculan que la economía nacional creció entre enero y marzo a un ritmo similar al del cuarto trimestre del pasado ejercicio, cuando aceleró al 0,6%. Esto, a la espera de ver qué ocurre en el panorama internacional, marcado por la incertidumbre en Oriente Medio y Ucrania, que son de hecho dos de los principales riesgos que afronta la economía mundial junto con un posible retraso en la rebaja de tipos, según advirtió el martes el Fondo Monetario Internacional en sus proyecciones de primavera.