Los embajadores de los Estados miembros ante la Unión Europea están reunidos desde las 10:00 hora local para que el Ejecutivo comunitario les explique los detalles de esta declaración conjunta, que llega casi un mes después de que la presidenta de la Comisión von der Leyen, y el presidente Trump, llegaran a un acuerdo político para evitar la guerra arancelaria.
En esa reunión, ambos llegaron a un acuerdo que contempla que EE.UU. imponga un arancel tope del 15 % a la mayoría de productos de la UE (aproximadamente a un 70 % de su comercio con el gigante americano) y que el bloque comunitario compre bienes estadounidenses estratégicos como energía o chips por valor de 750.000 millones de dólares, entre otras medidas.
Bruselas defendió que el acuerdo político, que no fue bien recibido en muchas capitales comunitarias, permitía evitar una guerra arancelaria en la que Trump había amenazado con imponer aranceles generalizados del 30 % a las importaciones europeas e incluso superiores en ciertos sectores. Hasta la fecha sólo se ha hecho efectivo el arancel máximo del 15 % impuesto por Washington a la UE, pero quedaba pendiente detallar por escrito qué productos europeos quedaban incluidos en dicho tope, que podría afectar los automóviles, los semiconductores o el sector farmacéutico.
El texto del acuerdo aclara, por fin, qué sectores quedan bajo el paraguas del 15% y cuáles recuperan condiciones anteriores a las escaladas arancelarias de los últimos años.
· Productos farmacéuticos: La industria europea de medicamentos, la mayor exportadora hacia EE.UU., verá limitado el arancel al 15%. No se acumularán otros gravámenes comunitarios, y los genéricos, junto con sus ingredientes y precursores químicos, volverán al nivel de derechos de Nación Más Favorecida (MFN), es decir, a tarifas reducidas previas al mes de enero. Washington ha condicionado esta medida a que se respeten los precios de referencia internacionales, un gesto que busca abaratar el coste de los medicamentos en el mercado estadounidense.
· Semiconductores: Otro de los grandes sectores afectados es el de chips y microprocesadores. Trump había amenazado con imponer hasta un 100% de aranceles a estas importaciones, algo que había generado gran alarma en Europa. Finalmente, el pacto fija el techo en el 15%, lo que ofrece un respiro a la industria tecnológica del continente en un momento de fuerte competencia global con China y Corea del Sur.
· Madera: La madera y sus derivados, sometidos a los polémicos aranceles de la Sección 232 en EE.UU., quedarán también en el 15%. El sector forestal europeo, especialmente en países como Finlandia y Suecia, respirará con alivio al evitar la posibilidad de tarifas que hubieran duplicado o triplicado este nivel.
· Automóviles y piezas: El acuerdo establece un arancel del 15% para los automóviles europeos, condicionado a que Bruselas apruebe legislación para reducir sus propios derechos industriales. La tarifa supone casi la mitad del 27,5% que estaba vigente, y mucho menos que el 30% que Trump había amenazado aplicar. Alemania, epicentro del sector, calcula que incluso este nivel puede costar a sus fabricantes “miles de millones de euros anuales”, según la Asociación Alemana de la Industria del Automóvil (VDA).
· Otros bienes: A partir del 1 de septiembre, EE.UU. solo aplicará derechos MFN a productos como recursos naturales no disponibles en el país (entre ellos, el corcho), piezas de aeronaves y los ya citados genéricos. En paralelo, la UE se compromete a eliminar sus aranceles sobre bienes industriales estadounidenses y a abrir el acceso preferencial a productos agrícolas y pesqueros.