Cientos de personas ha muerto y muchas más han resultado heridas en Turquía y Siria tras un fuerte terremoto de magnitud 7,8 que ha sacudido el sur y el sureste del país otomano, pero cuyos devastadores resultados se han hecho notar también en el país vecino.
Con el paso de las horas el número de víctimas va en aumento y los últimos datos oficiales hablan de 237 muertos en la zona de Siria controlada por el gobierno de Asad y 284 en Turquía. Estas cifras pueden ser mucho mayores puesto que Damasco solo informa de las víctimas en los territorios bajo su control. Los primeros reportes desde la zona siria bajo el dominio de la oposición hablan de, al menos, un centenar de muertos y relatan una «situación catastrófica».
El temblor se ha originado en las provincias turcas de Osmaniye y Sanliurfa, arrasando decenas de viviendas, que han colapsado, y sumiendo a estas regiones y las zonas fronterizas de Siria en el caos. Las autoridades turcas confirman que varios edificios se han desplomado en plena noche y advierten de que el número de muertos aumentará con el paso de las horas.
El temblor se ha sentido pasadas las cuatro y cuarto de la madrugada y ha tenido una profundidad de 17,9 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). El movimiento se ha sentido multitud de países, como Egipto, Israel, Chipre o el Líbano.
Los servicios de rescate trabajan en la búsqueda de supervivientes entre los escombros y los hospitales sufren el colapso provocado por la llegada masiva de heridos. La fuerza del seísmo ha provocado que en Italia se active la alerta de tsunami y se haya suspendido durante una hora el tráfico ferroviario en Sicilia, Calabria y Apulia.