Y es que tras el largo puente o viaducto resulta que nos enfrentamos a una crisis político-económica, quizá la más compleja de las últimas décadas porque aunque desde el Gobierno se trate de tapar todo lo que no sea buenismo y magnificación del trabajo del líder, resulta evidente una de las cosas mas graves para cualquier proyecto político: la enorme división en dos bloques tremendamente enfrentados entre los que es imposible cualquier acuerdo.
En ese contexto de país dividido la recuperación, la construcción de un país es imposible y Sánchez y su Gobierno tiene que reconstruir un país no solo dividido, sino arruinado, endeudado y dirigido por un equipo de gobierno que se asemeja mas a un pollo sin cabeza que a juna formación política dispuesta a reconstruir un Estado que sale endeudado hasta las trancas y al que los caprichos de ese gobierno tiene sometido a una política fiscal incapaz de hacer progresar a nadie, sino mas bien a buscar la fórmula de huir hacia cualquier parte para poder sobrevivir ante sde que Hacienda se quede con todo.
Eso si vamos a asistir desde este mismo lunes a una descalificación de la oposición nunca vista, ya que el gobierno no puede consentir que nadie discuta sus postulados, ni evite los desmanes jurídico-legales a los que van a someter a todas las instituciones para terminar de configurar el mejor Estado bananero totalitario en el que el líder se perpetuara en el cargo hasta que le se sea posible y se lo permitan las leyes dictadas para su beneficio y orgullo.
La nueva era comienza este mismo lunes