Teniendo en cuenta esos parámetros hay que ser muy cuidadosos con las afirmaciones sobre las buenas relaciones y las amistades que Sánchez mantiene en Bruselas y lo mucho que se le admira, etc, etc., e las que nunca se cansan de hablar las ministras y ministros corifeos.
Y si hace unos días desde Moncloa nos vendían, apropósito de Doñasna que los contactos del presidente en Bruselas eran la repanocha. Hoy resulta que nos enteramos de que mientras el presidente del Gobierno presume y saca pecho ya de su próxima presidencia de turno de la Unión Europea, la comisión de la ha dado este jueves un nuevo baño de humildad.
Y es que la Comisaria de Justicia tiene sus mas y sus menos con el lio del CGHPJ y hoy ha afirmado que : «en julio reflejaremos de manera objetiva la realidad, preguntamos a España qué podemos esperar, dónde estaremos este año. Además, la presidencia española puede ser un pequeño escaparate»
Es decir, Bruselas esperará hasta el próximo mes de julio para evaluar de manera «objetiva» los esfuerzos asumidos por el Gobierno y la oposición para renovar el Consejo General del Poder Judicial cuando publique su informe anual sobre la salud democrática en los Veintisiete; un mes en el que ha advertido de que la presidencia de turno de la UE que asumirá España funcionará a modo de «escaparate».
De este modo, la vicepresidenta comunitaria ha evitado comentar sus impresiones sobre el punto en muerto en que se encuentra la renovación del órgano de gobierno de los jueces, más allá de recordar que, en su última evaluación anual, el Ejecutivo comunitario instó a España a renovar con carácter de urgencia el CGPJ y proceder «inmediatamente después» a la reforma del sistema de selección de vocales para garantizar, como piden los estándares europeos, que al menos la mitad de los miembros son elegidos por sus pares.
Así que las espadas siguen en alto y ahora los jueces se nos ponen de huelga, hartos ya de los trapicheos, dimes y dirites de la ministra que no sabe que hacer, ni que decisión tomar, porque, da toda la impresión de que el cargo le viene grande. Ser funcionaria es una cosa y ministra otra muy distinta. Y todo ello contribuye a que la escasa fiabilidad hacia Sánchez vaya reduciéndose a cero.