Porque no otra cosa fue la moción Tamames, una batalla dialéctica en la que cada uno de los actores interpretó su papel .lo mas dignamente que pudo y supo, pero nada mas, entre otras cosas porque nadie esperaba mas que eso, una batalla dialéctica y el lanzamiento de la plataforma de la señora Diaz, único objetivo de Sánchez al admitir la moción y compartir su tiempo ilimitado con la vicepresidenta, y así, ponerle los cuernos a su gran contrincante, el ex vice Iglesias muñidor de operaciones, ataques y manipulaciones contra el jefe del Ejecutivo desde que hace ya años decidiese el asalto al poder desde las calles madrileñas.
Lo que todo el mundo desconoce, al menos de momento y hasta que se celebren las elecciones municipales y se conozcan los resultados de la consulta es como puede resultar una batalla a muerte entre estos dos lideres de la izquierda española.
La situación de esta fuerzas que, en muchos casos representa casi un cuarenta por ciento del electorado es tan peculiar como el de la derecha, por mucho que desde La Moncloa traten de ocultarlo o disimulen sus miedos.
Por que de eso, de miedos es de lo que va esta batalla, de momento incruenta, pero por la que terminaran rodando muchas cabezas de personajes, aparentemente indiscutibles e incuestionados. Estamos pues ante uno de esos momentos históricos de la moderna democracia española, en la que tras el saneamiento de las formaciones conservadoras lo que supone la desaparición de Ciudadanos, corresponde a las izquierdas llegar a ese mismo reordenamiento y conformación.
Ello supondrá la desaparición de lideres, reducción de estructuras inútiles o superpuestas y el inicio de la batalla final de las generales de fin de año donde terminara de llevarse a cabo esa limpieza étnica de políticos inútiles que hoy ocupan sillones y generan un gasto publico insoportable para unas arcas que están exangües de tanto despilfarro.