Y aunque todavía no se sabe muy bien que puede pasar las posturas de unos y otros parece que desembocaran en un acuerdo de mínimos que se traduciría en votar favorablemente al impuesto del 15% a las multinacionales ―algo a lo que obliga Bruselas― y dejar fuera, por el momento, todas las enmiendas pactadas con los grupos.
En este sentido, el problema que plantea esta demencial política fiscal es que todo se monta en base a bulos contra los ricos los bancos, las energéticas o la CC AA de Madrid por aquello de la obsesión de Sánchez con la señora Diaz Ayuso y con eso los cerebros populistas montan una estrategia de manipulación que se les vuelve en contra. Sin ir mas lejos en el caso de Madrid es un diseño de política fiscal que facilita la acumulación de renta, lo que a su vez aumenta las bases imponibles y termina generando un mayor potencial de recaudación a pesar de que los tipos impositivos
sean más bajos. La experiencia práctica de Madrid, es que esta comunidad, de hecho aporta un 12 por ciento más que Cataluña por IRPF, a pesar de contar con 300.000 declaraciones menos. En la misma línea, Madrid viene de elevar un 7 por ciento sus ingresos por IRPF durante el último dato con años liquidados (2022), un incremento de casi 900 millones en relación con el ejercicio anterior, a pesar de que el gobierno de Díaz Ayuso aprobó durante dicho periodo una reducción de 0,5 puntos en todos los tramos de la tarifa autonómica del IRPF, así como la deflactación de los umbrales y tipos aplicados a los contribuyentes para descontar el impacto de la inflación. Y es que de lo que se trata es de rebajar impuestos para crear riqueza y a su vez controlar el gasto y los despilfarros en los que ha caído el gobierno Sánchez de manera bochornosa.
Así pues, la coartada de la “justicia fiscal” contra ricos y banqueros no es mas que una disculpa para sostener una estrategia deliberada de incrementar la tributación de los españoles año tras año, independientemente del ciclo económico y del contexto económico europeo y mundial que nos está llevando a un empobrecimiento brutal. Los costes que generan estos impuestos tienen un efecto muy notable en la capacidad productiva del sector privado y en la riqueza de las familias. La renta media de los españoles está a un 12 por ciento de la renta media europea y nuestro país se sitúa a la cabeza del Índice de Miseria, al ser el país de la UE con una mayor incidencia conjunta de la inflación y el paro. Además, aunque las políticas de subidas de impuestos que invoca Sánchez vinculan los ingresos que se podrían obtener por esta vía con la puesta en marcha de políticas que ayuden a mejorar la situación de los más vulnerables, lo cierto es que, según Eurostat, España es el quinto país de la UE-27 con peores resultados en lo referido a la eficacia de las ayudas y las transferencias sociales para reducir la pobreza.
Es mas el análisis que propone el IEE no deja dudas, ¿Qué pasaría si España adoptase un modelo de imposición empresarial y patrimonial similar
al de Suecia? Sabido es que el país escandinavo es frecuentemente citado como un referente a seguir en materia de gobierno, especialmente por parte de fuerzas políticas de izquierdas como las que ahora llevan la batuta de la política fiscal en España. Por lo tanto, la referencia parece afortunada. Además, puesto que Suecia ocupa el puesto 12 del ICF de 2024, la comparativa no parte de presupuestos excesivamente optimistas, sino que pasa, simplemente, por emular a un país con un resultado positivo.
Pues bien, si España replicase el modelo sueco de fiscalidad empresarial y patrimonial, su nota, en la primera de estas dos categorías, pasaría a ser de 72,6 puntos, frente a los 50 puntos actuales, mientras que la calificación obtenida en la segunda categoría mencionada subiría también a 72,6 puntos, duplicando los 36,5 puntos actuales. En el agregado, España pasaría a registrar una nota final de entre 67 y 68 puntos, lo que significa que su posición en el ICF aumentaría con fuerza, hasta moverse en torno al número 15 del ranking. Obviamente, semejante mejora supondría un antes y un después, y elevaría, sustancialmente, la competitividad fiscal de nuestro país.
Así que, como dice los expertos del Juan de Mariana, el populismo fiscal del gobierno solamente servirá para seguir avivando el enfrentamiento social y, por el camino, continuará empujando a más y más personas hacia la trampa de pobreza subvencionada con la que el gobierno quiere cultivar un modelo de asistencialismo que favorece su poder a costa de empobrecernos a todos.