Se espera que el IPC general de la primera potencia mundial suba un 0,2% intermensual y un 2,7% interanual, y que subyacente se eleve un 0,3% intermensual y un 3,3% interanual. Pero serán los detalles los que podrían aumentar o mitigar las preocupaciones sobre la evolución probable de los precios durante 2025.
El informe de octubre acrecentó mi inquietud por la posibilidad de que la desaceleración de la inflación se esté estancando en niveles aún muy por encima del objetivo del 2% de la Fed. Sigo esperando que la inflación de la vivienda continúe cayendo hasta 2025, ya que el Índice de Alquileres Observados de Zillow continúa mostrando una inflación de los alquileres notablemente inferior a las cifras del IPC. Sin embargo, en los últimos meses, los precios de los coches usados se han estabilizado, lo que sugiere que ya no cabe esperar deflación en los precios de los bienes.
Y dada la significativa relajación de las tensiones en los mercados laborales de EEUU, se debería esperar una desaceleración de la presión sobre los precios de los servicios sin vivienda, aunque el ritmo y la magnitud no están claros. “Si la inflación de la vivienda y los servicios ex vivienda se desacelera menos de lo esperado mientras que los precios de los bienes se estabilizan o, lo que es más probable, empiezan a aumentar debido a los aranceles, podríamos ver cómo la inflación se asienta en niveles entre el 2,5% y el 3,0%”.
Por otra parte, si no hay “sorpresas desagradables” en términos de inflación, la Fed podría recortar los tipos en 25 puntos básicos (pb) la semana próxima, ya que los recientes datos del mercado laboral “reafirman los argumentos” a favor de una bajada. “Las erráticas cifras sobre creación de empleo de los últimos meses, combinadas con el debilitamiento de la encuesta sobre ofertas de empleo y rotación de la mano de obra (JOLTS) aumentan mi preocupación sobre el grado de desaceleración económica”.
En este contexto, el mercado “acierta al suponer una postura más agresiva”, especialmente teniendo en cuenta la probabilidad de un conflicto comercial con EEUU que frene aún más el crecimiento de la zona euro. Los mercados atribuyen un 100% de probabilidades a una reducción de tipos de 25 pb en la reunión de este jueves y un 7% de probabilidades a un recorte de 50 pb. Para la reunión de junio de 2025, los mercados suponen que el tipo objetivo se habrá reducido en 25 pb en cada una de las cinco reuniones siguientes.
De momento, el BCE tendrá que considerar que la inflación de los servicios bajó al 3,9% interanual en noviembre en la zona euro desde el 4,0% de octubre, pero sigue siendo “incómodamente alta”, dado su peso del 44,9% en el índice de inflación de la zona euro. Y también que el desempleo se mantuvo en el 6,3%, el nivel más bajo desde la creación del euro; eso sí, con una dispersión significativa: un 2,9% en Polonia frente al 11,2% de España. Esta variación probablemente evidencia una combinación de factores estructurales, como beneficios sociales excesivamente generosos, desajustes entre las necesidades laborales y las habilidades de los trabajadores, y fortaleza o debilidad económica interna. Diferencias que complican sin duda la aplicación de una política monetaria única por parte del BCE.
Todo esto con el telón de fondo de la crisis política en Francia. Aunque el país no tenga un presupuesto aprobado para 2025, hay procesos claros a través de los cuales el gobierno funcionará. Pero, dicho esto, subraya que sin reducciones de gastos y/o aumentos de ingresos, es probable que el déficit de Francia se mantenga en niveles que la mayoría de los economistas e inversores consideran insostenibles y que están muy por encima de las directrices de la Ley Europea de Estabilidad y Crecimiento.
De los últimos datos publicados en China, se destaca el PMI Caixin, que refleja mejor la actividad de las empresas privadas más pequeñas, mejoró de 50,3 a 51,5. Los pedidos de exportación se mantuvieron firmes y las empresas observaron un aumento de la actividad tras las elecciones estadounidenses, lo que podría sugerir un adelanto de los pedidos para evitar posibles aumentos arancelarios. El problema de una inflación demasiado baja, o peor aún, negativa, es que a los prestatarios chinos les cuesta más devolver las deudas cuando los precios caen.
La encuesta japonesa de septiembre mostró las condiciones más restrictivas del mercado laboral desde 1991, lo que respalda mis expectativas de continuos aumentos salariales. En teoría, la rigidez del mercado laboral debería incentivar a las empresas a invertir más en mejoras de la productividad, como demuestra la planificación de las inversiones. Las pruebas de la continua rigidez del mercado laboral y el aumento del capex respaldarían mis expectativas de un proceso continuo de normalización de la inflación en Japón, con aumentos sostenidos de los salarios y los precios y un mayor dinamismo económico