De esta manera, el ejecutivo descarta un severo ajuste de plantilla en la firma de origen británico a pesar de que en la autorización con la que bendijo la operación el Consejo de Ministros el pasado martes Zegona no estaba sujeta a ningún compromiso en firme sobre la materia. «Vodafone se queda en España con una actividad de alto valor añadido en sus centros de innovación», ha remarcado Escrivá, poniendo en valor que una estrategia así supone que «mantiene una parte importante del empleo». En el caso de Vodafone, el Gobierno supeditó la ‘luz verde’ al acuerdo de compra a una serie de compromisos, entre los que se encontraban la inversión en redes, el sostenimiento de activos estratégicos, la solvencia financiera y el mantenimiento de los contratos con las administraciones públicas.
Sin embargo, no se hacía mención a los puestos de trabajo a pesar de que en una comunicación remitida a principios de año a la Bolsa de Valores de Londres, Zegona presentó la operación con la intención de aplicar «despidos selectivos» para reducir los costes de personal que, tal y como reconoció entonces, eran «muy elevados».