La filial española está valorada en 3.660 millones de euros y, aunque no se encuentra en venta, Vodafone está abierto a escuchar posibles ofertas de adquisición a partir de esta cantidad monetaria. El operador británico ya habría sido contactado por fondos de inversión y otros posibles compradores, que han mostrado su interés en hacerse con la división de España, aunque por el momento la decisión está en curso.
Vodafone se enfrenta a una fuerte competencia en nuestro país, con otras compañías como Telefónica, Orange o MásMóvil liderando el sector de las telecomunicaciones. De hecho, entre 2018 y 2022, los ingresos generados en España cayeron un 16%, hasta situarse en 4.200 millones de euros.
Para intentar reflotar su negocio en el mercado español, Vodafone ha elegido a Mário Vaz, para dirigir sus operaciones en el país a partir del 1 de abril, cuando terminó el mandato de Colman Deegan. Vaz dirigía la filial portuguesa, la cual vio crecer los ingresos un 7% en el ejercicio 2022.
Ante este complicado escenario, la única opción de viabilidad empresarial pasa por una venta o una fusión, algo que ya se intentó el año pasado con MásMóvil, una operación que finalmente no llegó a buen puerto al cerrar esta última un acuerdo con Orange. A nivel global, la compañía también se encuentra en una posición débil tras la salida de su consejero delegado, Nick Read, y en los últimos años ha tenido dificultades para generar un crecimiento notable de las ventas y los beneficios.
Asimismo, el pasado mes de enero, ‘Financial Times’ adelantaba que Vodafone planea llevar a cabo la que sería su mayor ronda de despidos en cinco años, con el objetivo de ahorrar costes. En concreto, la ‘teleco’ valora recortar cientos de puestos de trabajo, la mayoría en su sede de Londres, para simplificar su estructura y ahorrar así unos 1.000 millones de euros.