Los PMIs han mantenido la tendencia positiva, especialmente en el sector manufacturero (51,2), con un dato correspondiente al mes de enero que se sitúa en terreno de expansión por primera vez desde el pasado mes de junio. Por su parte, el PMI de servicios ha continuado con su desaceleración para situarse en 52,9 lo que podría ser un indicador de que la presión salarial en el sector servicios habría corregido. El PIB del cuarto trimestre de 2024 creció un 2,3%, sensiblemente por debajo de lo que estaba previsto por el mercado (3,2%), por lo que no sería extraño ver incrementos notables en las próximas revisiones. En cualquier caso, el año 2024 cerró con un crecimiento del 2,8% (2,9% en 2023), señal de que la economía no ha desacelerado, pero tampoco está sobrecalentada. Un dato muy relevante ha sido la previsión de la FED de Atlanta sobre el PIB del primer trimestre de 2025, pues lo sitúa en el -2,4%. Lo explican por una brusca caída en las exportaciones netas, al estar anticipando sus compras las compañías estadounidenses para minimizar el impacto de los aranceles.
Las ventas minoristas cayeron por su parte un -0,9% en enero, tras el -0,2% de diciembre. El consumidor americano parece haber entrado en una fase de control del gasto, especialmente del discrecional, donde se mira con detalle el precio de los bienes y se estarían postponiendo ciertos gastos que no son de primera necesidad. Otro dato como el de la confianza del consumidor de «The Conference Board» corrobora este cambio de tendencia, y es que el dato de febrero fue del 98,3, frente a 105,3 en enero, o 112,8 en noviembre. Este indicador anticipa hacia dónde va el consumo de los hogares, es decir mide el nivel de confianza de las familias estadounidenses en la economía, y claramente la tendencia no es positiva. El empleo nos sigue dando una información muy volátil en función del dato que tomemos (JOLTS, ADP o Nóminas no agrícolas), pero una vez más todos ellos demuestran que la economía no está cerca de pararse, sino todo lo contrario, podría mantener el ritmo actual varios trimestres más.
En Europa, el crecimiento de la economía mantiene un tono de recuperación lenta. Los PMIs han iniciado 2025 con niveles muy similares a los del año anterior. Aunque el PMI manufacturero ha recuperado desde el dato de 46,6 de enero hasta un 47,6 en febrero, se mantiene claramente en zona de contracción, demostrando la debilidad del sector industrial europeo, especialmente del alemán. A nivel servicios (50,6) muestra un ligero deterioro, pero se mantiene en zona de expansión. La confianza del inversor del Instituto ZEW, sorprendía con una recuperación mayor a la esperada (24,2 vs 18), optimismo que podría trasladarse a la economía real en unos meses. El empleo es el dato más desconcertante en Europa, la economía apenas crece, pero el empleo no se deteriora, manteniéndose además en su mínimo histórico en el 6,2%.
Un factor importante que podría suponer un punto de inflexión en cuanto a la situación económica en Europa, es el cambio que está intentando hacer Alemania a nivel económico. El gobierno actual de Friedrich Merz, está tratando de negociar un nuevo plan económico con sus socios de gobierno, con el que se elevaría el gasto por encima del billón de euros, y además llevaría aparejado un movimiento histórico, como es el de elevar el endeudamiento por encima de su actual límite del 0,35% sobre PIB (como referencia, la Unión Europea permite elevar el déficit público hasta el 3%). Este cambio podría traducirse en un aumento del gasto en defensa, mayores inversiones en infraestructura y una mayor financiación regional, lo que generaría un impacto positivo en la economía europea.
La macroeconomía ha seguido defraudando en China en las últimas semanas. Los datos de los PMIs apenas han superado mínimamente los 50 puntos, tanto a nivel servicios como manufacturas. El IPC se ha situado en territorio negativo (-0,7%) en el mes de febrero, lo que denota una vez más la debilidad de su consumo interno. Por último, los datos de exportaciones e importaciones se han situado en un 2,3% y -8,4% respectivamente, muy por debajo de las previsiones de los expertos, en un contexto en el que el país asiático se enfrenta a las potenciales sanciones y trabas en cuanto a relación comercial por parte de Estados Unidos.
En cuanto a inflación, el IPC del mes de febrero en Estados Unidos ha traído cierta calma al corregir 2 décimas y situarse en el 2,8% ya que el dato de enero finalmente se revisó hasta una subida del 3%. Lo mismo ha ocurrido con el dato Subyacente cuya lectura se ha situado en el 3,1% su nivel más bajo desde abril de 2021. En Europa, los datos del mes de enero ratificaron un repunte hasta el 2,5% para el IPC y hasta el 2,7% para la inflación Subyacente. Sin embargo, las previsiones adelantadas por la Unión Europea sobre el mes de febrero, indican que se producirá una bajada de una décima en ambos.
La evolución de los precios se puede ver afectada en los próximos meses por los aranceles y “contra aranceles” que están imponiendo diferentes países en respuesta a las políticas agresivas de Trump. Los bancos centrales no son ajenos a ello y empiezan a dar mensajes muy prudentes, sin querer marcar líneas claras de actuación en el futuro por lo que pueda acontecer. La FED se reunirá esta semana (no se espera ningún movimiento), y el BCE por su parte redujo en 25 puntos básicos el tipo de facilidad de depósito en febrero, segunda vez consecutiva en 2025, para dejarlo en el 2,50%, escudándose en la debilidad macro en el continente europeo, pero advirtiendo que no pueden asegurar el que vayan a mantener la línea de bajadas prevista para el resto del año.
En cualquier caso, la marcha estable de la economía no está siendo suficiente para convencer a unos mercados que llevan varias semanas mostrando un nivel de volatilidad cada vez más alto, aunque presentado cierta divergencia en su comportamiento sobre todo en la comparativa Estados Unidos / Europa. Varios motivos están influyendo en este cambio de tendencia. Por supuesto el principal está siendo el estilo de gobierno de Donald Trump, que con su toma de decisiones impulsivas e intermitentes, elevan la incertidumbre de los inversores y minan la confianza del mercado en general. Por el lado contrario, los posibles vientos de cambio en la política fiscal alemana, o las posibles medidas de China para contrarrestar las políticas de Trump, están haciendo que ambos mercados tengan un comportamiento significativamente superior en lo que llevamos de año.
Veremos cómo evolucionan los diferentes índices bursátiles en las próximas semanas, pero lo que está claro es que no serán ajenos a las decisiones geopolíticas que se tomen por parte de los diferentes gobiernos, especialmente desde Estados Unidos.
Desde Portocolom hemos reducido mínimamente la exposición a renta variable en las últimas semanas, pero vamos a mantener las inversiones, incrementando la diversificación regional. Los cambios políticos mencionados anteriormente pueden influir de manera importante en los mercados, pero preferimos mantenernos a la espera de que realmente se implementen medidas concretas.