El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, aliado de Putin, ha mantenido conversaciones con Prigozhin, quien ha aceptado detener a sus tropas y «desescalar la situación», según informó el canal de noticias Rossiya 24. «Prigozhin aceptó la propuesta de Lukashenko de detener los movimientos de Wagner en territorio ruso y de adoptar nuevas medidas para rebajar la tensión». El jefe de Wagner ha pedido garantías de seguridad a cambio de dar marcha atrás.
«Iban a desmantelar Wagner. Emprendimos el 23 de junio la Marcha de la Justicia. En un día, llegamos a 200 kilómetros de Moscú. Y no ha corrido una gota de sangre. Ahora es el momento en que puede haber derramamientos de sangre. Es por lo que, para evitarlo, vamos a dar la vuelta atrás hacia nuestro campamento según el plan», ha dicho Prigozhin.
El conflicto entre el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, y los generales rusos había derivado en una guerra abierta. Una guerra en la que el líder ruso ya se había implicado. Prigozhin desafió a Putin, que le ha acusado de traición por sublevarse contra el ministro de Defensa, tomar la ciudad rusa de Rostov del Don, y avanzar hacia Moscú. La capital rusa se estaba preparando ante la inminente llegada de los mercenarios. El alcalde de Moscú, Serguei Sobyanin, reconocía que la situación era «difícil». El lunes no sería día lectivo para «minimizar los riesgos», ya que está en curso «una operación antiterrorista». Todos los eventos al aire libre quedaron suspendidos hasta el 1 de julio.
Varios camiones han bloqueado un puente a unos 100 kilómetros de la capital rusa, según informa la BBC. Las autoridades de las regiones limítrofes con Moscú han ido tomando medidas cada vez más serias para frenar el acercamiento del Grupo Wagner a la capital rusa, como el cierre de carreteras o la limitación del tráfico. Al parecer, en algunos casos han recurrido a la destrucción de carreteras, como ha pasado en Lipetsk. Todas estas medidas han hecho ver al jefe de Wagner que el avance era suicida.
Prigozhin acusó este viernes al ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, de bombardear sus bases a lo que la élite militar rusa respondió con una investigación por «organizar una rebelión armada». Wagner se ha hecho fuerte en Rostov del Don y Moscú ha declarado la alerta antiterrorista. Es el mayor desafío al líder ruso, Vladimir Putin, desde que empezó la guerra en Ucrania justo hace 16 meses. En un discurso a la nación, Putin ha asegurado que los «traidores» serán castigados. Al tiempo, ha encomendado a Lukashenko la mediación.
En un mensaje de video en Telegram, Prigozhin ha asegurado este sábado que sus efectivos del Grupo Wagner han tomado todos los emplazamientos militares en la ciudad rusa de Rostov del Don, cerca de la línea de frente de Ucrania y clave desde el punto de vista logístico, según informa Reuters. Prigozhin asegura que cuenta con unos 25.000 efectivos.
El jefe de Wagner exigía una reunión en Rostov con el ministro de Defensa y con el general Valery Gerasimov. No lo ha logrado pero sí un inicio de negociaciones, a pesar de la amenaza de castigos de Putin. Prigozhin se ha dirigido a la población rusa para que no se crea lo que cuenta la televisión estatal. «Cuando os dicen que Wagner interfirió y por eso se derrumbó el frente es falso. El frente no se derrumbó por esa razón». Y ha añadido: «Se ha perdido una gran cantidad de territorio. Han muerto tres o cuatro veces más soldados de lo que están diciendo a los dirigentes».
Putin, que solo excepcionalmente se dirige a la nación, ha reconocido que Rostov está bloqueada y ha asegurado que los implicados en esta rebelión pagarán por su traición. Prigozhin ha contestado que al decantarse por los generales rusos Putin ha quedado sentenciado. «Pronto habrá un nuevo presidente», ha dicho en Telegram. Es la primera vez que el jefe de Wagner se refiere así a Putin, al que antes desvinculaba de sus generales.
Ha defendido a sus hombres: «Somos patriotas de nuestra patria. Hemos luchado y luchamos ahora. Y nadie hará que admitamos ninguna culpabilidad. No queremos que nuestro país siga viviendo en la corrupción, la mentira y la burocracia», ha respondido el jefe de Wagner a Putin.
El jefe de Wagner lleva meses lanzando críticas feroces contra el Ministerio de Defensa y el alto mando militar, pero esta vez ha ido más lejos que nunca. Tanto que desde el gobierno de Ucrania ya se habla de «guerra civil» en Rusia. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se ha referido a la rebelión del jefe de Wagner: «Cualquiera que siga por el camino del diablo se autodestruye… La debilidad de Rusia es obvia. Es una debilidad a gran escala. Cuanto más tiempo Rusia mantenga sus tropas y mercenarios en nuestro país, más caos, dolor y problemas afrontará».
El detonante ha sido un ataque con misiles en los campamentos de Wagner, según denunció Prigozhin el viernes, que lo atribuyó a los militares del Ministerio ruso de Defensa. «Se ha llevado a cabo un ataque con misiles en los campamentos de Wagner. Hay muchas víctimas. El golpe fue desde atrás, es decir, han sido militares rusos». El Ministerio ruso de Defensa niega su implicación. Días antes Prigozhin se negó a atacar una orden del Ministerio de Defensa que instaba a sus mercenarios a firmar contratos con las autoridades militares directamente a partir del 1 de julio. Llegó a tener el poder de contratar presos y ofrecerles la liberación a cambio de combatir como mercenarios en Ucrania.
El viernes, las críticas del jefe de Wagner se refirieron al inicio de la invasión. Acusó al ministro de Defensa y los generales de haber propiciado la guerra con mentiras por pura ambición personal. «¿Para qué servía la guerra? Solo para que Shoigu fuera aclamado como un héroe… El clan de oligarcas que gobierna Rusia necesitaba la guerra», dijo.
Los generales rusos han publicado un llamamiento a los combatientes de Wagner para que den la espalda al oligarca. «Fuisteis engañados para uniros a la aventura criminal de Prigozhin y participar en una rebelión armada», dice el comunicado. «Garantizamos la seguridad de todos», concluye el comunicado, en el que se pide a los combatientes de Wagner que se pongan en contacto con las fuerzas del orden o con el Ministerio de Defensa.
El líder checheno, Ramzan Kadirov, que hace un tiempo unía sus quejas a las de Prigozhin aunque es aliado del líder ruso, se ha decantado a favor de Putin y sus generales. El antiguo aliado de Prigozhin también le había dejado de lado.
Los mercenarios del Grupo Wagner han llevado la iniciativa en la batalla de Bajmut, que cayó bajo control ruso en mayo tras diez meses de encarnizados combates. Prigozhin se quejó repetidas veces al Ministerio de Defensa y el alto mando militar por no recibir munición suficiente.
En su cuenta de Twitter, el experto en Ucrania Timothy Snyder, ha escrito: «Todo lo que puedo decir sobre Rusia es lo que llevo diciendo desde hace un año: las guerras terminan cuando el sistema político doméstico está bajo presión».