La empresa catalana necesitó de nuevo capital tres meses después de la última ronda, de 10 millones de dólares, sellada el 28 de febrero y que estuvo liderada por Orilla Asset Management -la patrimonial de Francisco J. Riberas- e Iberdrola. Ambos inversores, junto con el CEO de la compañía, Enric Asunción, aportaron otros 5 millones de dólares en esta ocasión.
No obstante, la mayor parte de la ampliación capital -más de 9 millones- procedió de la SETT, que en los últimos meses ha entrado en compañías como Sateliot, Wooptix y Multiverse Computing. Los fondos salen del programa Next Tech, incluidos en el ?Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
La ronda se enmarca dentro de la reestructuración de capital y deuda que la empresa ha lanzado este año, para lo que ha contratado a Houlihan Lokey. Desde 2021, la compañía ha realizado hasta 12 operaciones para captar capital que suman algo más de 370 millones de dólares, segun datos de la plataforma ‘Crunchbase’. La más significativa tuvo lugar en noviembre de 2021, cuando levantó 100 millones de dólares.
Ahora, la firma sufre la lenta adopción del coche eléctrico, que le ha obligado a retrasar en varias ocasiones la fecha en la que alcanzará la rentabilidad, fijada originalmente para el primer trimestre de 2024. No lo ha conseguido y las pérdidas de 112 millones de 2023 escalaron hasta los 131 millones el año pasado.
Wallbox tiene además otro frente abierto más allá de la evolución del negocio: la presión de la bolsa de Nueva York para que cumpla con los requisitos de cotización. Los títulos de la compañía se mueven por debajo de los 0,5 dólares de manera casi ininterrumpida desde inicios de año y el New York Stock Exchange (NYSE, por sus siglas en inglés) exige que las compañías mantengan un precio mínimo de 1 dólar por acción, niveles que no toca desde octubre. Por ello, en la próxima junta de accionistas acometerá un contrasplit -fusionar acciones- hasta superar el umbral mínimo marcado por el regulador.