Ahora es The Wall Street Journal quien vuelve a vincular el apagón con la demasía de la «generación solar y eólica».
Mientras que la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, insistía en el Canal 24h que «no es verdad que hubiera un exceso de renovables y que la red no estuviera preparada», el presidente del Copenhagen Consensus, investigador de la Universidad de Stanford y autor de El ecologista escéptico, Bjørn Lomborg, cargaba contra Pedro Sánchez y hacía hincapié en que «ni siquiera un presidente del Gobierno puede vencer a la física».
Lomborg aludía a que «la naturaleza» de la energía eólica y solar «hace que las redes que dependen de ellas sean más propensas a colapsar», siendo esto «un problema particularmente costoso de corregir». Así, mencionaba que sería necesaria una inversión en Europa de «miles de millones de euros en infraestructura» para poder dotar a las redes de «una frecuencia muy estable».
«Los precios son altos en buena parte porque la energía solar y eólica requieren un sistema de respaldo duplicado, a menudo impulsado por combustibles fósiles, para cuando el sol no brilla o el viento no sopla», proseguía, demostrando el apagón que los «problemas de fiabilidad y los costos» de estas renovables son «peores incluso» que lo que muestran los datos. Resaltaba que en «países ecológicos como Alemania» el precio que pagan los consumidores es considerablemente más alto que en Estados Unidos o China. Según datos de la Agencia Internacional de Energía, el país europeo pagó una tarifa promedio de 34 centavos de dólar por kilovatio hora, «más de 2,5 veces» que en la potencia norteamericana y «casi cuatro veces la de China».
El investigador apuntaba que «el Gobierno español sigue en negación» de una «evidencia empírica». «Esto no es especulación, es física», sentenciaba el investigador. En el momento del apagón, el mix energético estaba copado por la generación asíncrona (fotovoltaica y eólica), sumando un 65, 73 %. «A menos que el país esté cómodo con un mayor riesgo de apagones, requerirá costosas actualizaciones», apostillaba.
«España ha forzado a su red a depender cada vez más de renovables inestables», decía Lomborg, mientras señalaba el suicidio energético del país, que «elimina gradualmente la energía nuclear». Igualmente, reclamaba que el «enfoque sensato» sería invertir dinero en investigación para «lograr una energía verde verdaderamente fiable y asequible» que, definitivamente, no son ni la eólica ni la solar.