Y no es una exageración. No. La situación a la que Sánchez ha llevado a esa izquierda es realmente preocupante para toda la izquierda. Veamos. Si ni hay poder, si no hay un Ejecutivo progre, todo el polipasto montado desde Podemos con la colaboración de Sánchez se va a la papelera.
Si, porque por mucho que nos quiera vender La Moncloa de las bondades de don Pedro y su buen hacer económico gubernamental, la realidad es que sin Iglesias no seria nadie y la coalición de gobierno sería de derechas y ya se habrían celebrado una s nuevas elecciones generales y gobernaría el tripartito de derechas.
Así pues, el primero que necesita reflexionar sobre su posición y tratar de convencer a las niñas progre-folclóricas – Diaz, Belarra y Montero – de que se sienten y negocien es Sánchez. Si por casualidad la izquierda llega a las generales sin haberse fusionado, él no renovara mandato, tendrá que regresar a los cuarteles de invierno de la oposición, y esa será su muerte política, porque no hay que olvidar que todo su mundo, todo su modo de entender la política necesita de los recursos del poder, De otra manera su inconsistencia intelectual le hace ser el perfecto cero a la izquierda y de la izquierda.
Pero esa misma situación es trasladable a sus actuales corpúsculos acompañantes, ya sean nuevos o viejos, da lo mismo, ninguno de ellos sería nada sin el poder y para ello necesitan reagruparse y volver a presentarse unidos y sin divisiones. Eso probablemente tenga un precio difícil de asumir para los que entienden la política como el protagonismo personal, pero ese mal les afecta a todos desde Sánchez a Diaz , pasando por Montero, Iglesias Echenique y sin olvidarse de vascos e independentistas de todas las regiones.
Así que o hacen examen y al que le toque renuncia o sino será el suicidio de todos ellos, porque cuatro años de travesía del desierto en la oposición estos chicos no lo aguantan.