En el primer trimestre de 2023 el PIB creció un 0,5%, según el avance provisional, cuatro décimas por encima de lo esperado por el consenso de analistas. La aportación de la demanda nacional al crecimiento fue negativa, de -0,8 puntos porcentuales, debido básicamente a la fuerte caída del consumo privado. Por su parte, el sector exterior aportó 1,3 puntos porcentuales, debido a un incremento de las exportaciones de mayor magnitud que el aumento de las importaciones. Destaca el fuerte tirón de las exportaciones de servicios turísticos. También fueron revisados al alza los resultados de los dos últimos trimestres de 2022, desde un crecimiento del 0,2% en cada uno a un 0,4%. Esto introduce un efecto arrastre positivo sobre la tasa de crecimiento anual de 2023 con el que las previsiones anteriores no contaban, y que, de mantenerse sin cambios las perspectivas para 2023, supondría, por sí solo, la necesidad de revisar las previsiones anteriores al alza.
Con respecto al inicio del segundo trimestre de 2023, los escasos indicadores disponibles se mantienen similares a los meses previos, algunos ligeramente por debajo y otros por encima (índices de confianza). Con todo, la previsión de consenso de crecimiento del PIB para el conjunto de 2023 se incrementa en dos décimas, respecto al anterior Panel, hasta el 1,7%, tras haber revisado al alza sus previsiones 11 panelistas. Respecto al perfil trimestral, en los trimestres que quedan de año se espera un crecimiento menor que el del primer trimestre en torno al 0,2%-0,3%.
La aportación de la demanda nacional al crecimiento del PIB será de un punto porcentual, dos décimas menos que en la anterior previsión de consenso. Los panelistas revisan a la baja el crecimiento del consumo privado y de la inversión en maquinaria y bienes de equipo. En cuanto al sector exterior, sumará siete décimas porcentuales al crecimiento del PIB, lo que supone una mejoría de cuatro décimas respecto al Panel de marzo.
No obstante, este resultado supondría una aceleración de la economía de una décima porcentual respecto al crecimiento de 2023. Esta previsión es ligeramente menor a la anunciada por el Banco de España, Gobierno u organismos internacionales como el FMI o la Comisión Europea.
Es interesante señalar que de los once panelistas que han revisado al alza su previsión para 2023, la mayor parte (ocho) han revisado simultáneamente a la baja la previsión para 2024.
El mayor crecimiento del consumo privado y de la inversión más que compensará el menor dinamismo del consumo público que se vaticina para el próximo ejercicio. En cuanto al sector exterior, restará una décima porcentual –frente a las siete décimas que aportará este año– debido a un crecimiento de las importaciones ligeramente mayor que el de las exportaciones.
Tras haberse visto interrumpida a principios de año, la moderación del IPC general parece volver a la tendencia descendente con los resultados de marzo y abril, aunque hay que destacar la importancia del efecto base en estos datos. El índice subyacente, por su parte, sigue creciendo a un ritmo relativamente elevado. En consonancia con las tendencias recientes, la previsión para la tasa media anual del índice general se ha revisado a la baja en dos décimas hasta el 4%, mientras que la de la subyacente se ha elevado en tres décimas hasta el 5,8%. Para 2024, se esperan unas tasas del 2,9% y del 3,4% para el índice general y el subyacente, respectivamente.
Las tasas interanuales esperadas para diciembre de 2023 y diciembre de 2024 son del 4,2% y 2,4%, respectivamente.
Según la Encuesta de Población Activa, el empleo aumentó un 1,2% en el primer trimestre del año, una vez eliminados los efectos estacionales, lo que supone un ritmo de crecimiento mayor que el de los cuatro trimestres anteriores. La tasa de paro se situó en el 13,3%, inferior en tres décimas a la registrada en el mismo periodo del año previo. La afiliación a la Seguridad Social también apunta a una aceleración en el ritmo de crecimiento del empleo en el primer trimestre, si bien de menor magnitud que lo indicado por la EPA. En abril continúa el buen tono del mercado laboral, con especial protagonismo de la hostelería.
La estimación media de crecimiento del empleo para 2023 se ha incrementado en dos décimas hasta el 1,3%, mientras que la previsión para 2024 se ha reducido en tres décimas hasta el 1,3%
A partir de las previsiones de crecimiento del PIB, del empleo y de las remuneraciones salariales se obtiene la previsión implícita de crecimiento de la productividad y de los costes laborales unitarios (CLU). La productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo crecerá un 0,4% este año y un 0,5% en 2024. En cuanto a los CLU, se incrementarán un 3,6% en 2023 y un 2,9% en 2024, cuatro y una décima más en relación con el anterior Panel, respectivamente.
La tasa de desempleo de consenso será del 12,8% en media anual en 2023 –una décima menos respecto al anterior Panel–, y se reducirá hasta el 12,5% en 2024 –una décima más respecto al anterior Panel–.
Según las cifras revisadas, la balanza de pagos por cuenta corriente registró un superávit de 7,8 miles de millones de euros en 2022, un 0,6% del PIB, por debajo de los 11.524 millones del año previo debido a un peor resultado de la balanza de rentas. La balanza comercial total registró un resultado semejante al año anterior, aunque con una composición muy diferente: fuerte incremento del déficit de la balanza de bienes (por el deterioro de la relación real de intercambio, en un contexto de encarecimiento de la energía importada) pero crecimiento intenso del superávit de servicios, tanto turísticos como no turísticos. En los dos primeros meses de este año, el déficit de la balanza de rentas fue ligeramente superior, mientras que el saldo comercial mejoró notablemente en comparación con el registrado en el mismo periodo de 2022. De modo que el saldo por cuenta corriente ha pasado de un resultado negativo de 3,9 miles de millones euros a un superávit de 5,6 miles de millones en los dos primeros meses del año.
La previsión de consenso para el superávit de la balanza de pagos por cuenta corriente es de un 1% del PIB para 2023, y de un 0,8% del PIB para 2024, cinco y dos décimas más en relación con el anterior Panel. Las administraciones públicas registraron un déficit del 4,8% en 2022 –tres décimas más que lo adelantado por los panelistas– frente al 6,9% del año anterior. En los primeros meses de 2023 también se registra una mejora en las diferentes ramas de las administraciones públicas.
El Panel prevé una reducción del saldo negativo de las administraciones públicas en los próximos dos años, de la misma magnitud que en la previsión de marzo, hasta el 4,2% del PIB en 2023 y 3,7% en 2024. Estos datos se desvían en tres y siete décimas respecto a la previsión del Gobierno.
La ronda de primavera del FMI dibuja un panorama incierto para los dos próximos años, como consecuencia de la inflación, de las tensiones geopolíticas y sus derivadas en el comercio internacional, y de las turbulencias financieras tras el episodio de crisis en la banca regional americana y la caída de Credit Suisse. Los expertos del Fondo pronostican un crecimiento mundial del 2,8% en 2023, seis décimas menos que en 2022, y del 3% en 2024. La desaceleración sería especialmente pronunciada en el caso de la eurozona, pero la economía americana también registraría un importante debilitamiento, especialmente en la segunda parte del presente ejercicio, por el efecto del endurecimiento monetario.
La Comisión Europea comparte este escenario de crecimiento débil en Europa, si bien también apunta a factores favorables entre los que destaca el abaratamiento de la energía, el buen comportamiento del mercado laboral y la fuerte recuperación del turismo. Fruto de este giro, Bruselas ha revisado al alza la previsión de crecimiento para la eurozona, hasta el 1,1% en 2023 (tres décimas más que en la anterior previsión) y 1,6% en 2024 (una décima más).
Con todo, los panelistas mantienen sin grandes cambios su valoración acerca del contexto internacional. La mayoría opina que el entorno externo sigue siendo desfavorable, tanto en Europa como fuera de ella. También anticipan pocos cambios en los próximos meses.
Desde marzo, el BCE ha subido sus principales tipos de interés en 25 puntos básicos, un ritmo aminorado desde el inicio del giro monetario hace casi un año y que coincide con la política de la Reserva Federal. Además, Frankfurt no se compromete a más ajustes, haciendo depender nuevas decisiones de la evolución de la inflación y de la economía. Sin embargo, según su último comunicado, el banco central amortizará la totalidad de los bonos que llegan a vencimiento a partir de julio dentro del programa de compra APP. De este modo, espera acelerar la reducción de su balance, en el marco de la política de restricción cuantitativa (“quantitative tightening”).
Por otra parte, la encuesta de préstamos bancarios anticipa una contracción del nuevo crédito, principalmente como consecuencia de las subidas de tipos de interés que ya se han instrumentado. El actual periodo de estrés financiero también podría influir en los criterios de concesión de nuevos préstamos.
En todo caso, los analistas prevén un endurecimiento de la política monetaria y que este movimiento se refleje en los tipos de intervención a corto plazo, si también apuntan a una leve relajación en la segunda parte de 2024. La facilidad de depósitos del BCE subiría hasta finales de año, hasta alcanzar 3,75% según la mayoría de panelistas, y emprendería una senda descendente a partir del primer trimestre del próximo ejercicio.
Por otra parte, se anticipan pocos cambios en los tipos de mercado en relación al anterior Panel. El Euribor a un año rozaría el 4% a finales de 2023, para descender posteriormente hasta situarse por debajo del 3,5% a finales de 2024. Con respecto a la deuda pública española a 10 años, se espera que alcance el máximo rendimiento a finales de este año, en un 3,6%, y que después descienda hasta el 3,3% en la segunda mitad de 2024.Las
Se espera que la senda de subida de tipos tenga más recorrido en Europa que en EE UU, de modo que los mercados anticipan un menor diferencial de rendimiento financiero entre ambos lados del Atlántico. En línea con esas expectativas, los analistas pronostican una apreciación del euro frente al dólar en los próximos meses (cuadro 2), siguiendo una pendiente más pronunciada que la vaticinada en el anterior consenso.
La preocupación por la inflación y sus costes para la economía se refleja en la opinión de los analistas acerca de la política económica. La mayoría de panelistas coincide en el carácter expansivo que está teniendo la política fiscal (cuadro 4), mientras que todos consideran que esta política debería ser más neutra o incluso restrictiva en relación al ciclo económico. Por otra parte, casi todos los panelistas coinciden en que la política monetaria está siendo restrictiva, y que esta es la posición adecuada habida cuenta de las presiones inflacionarias.