«Sería de esperar que el Estado recapitalizara el Bundesbank a través del presupuesto», afirman los funcionarios en un informe recabado por medios como Bloomberg o el Financial Times. El Ministerio de Finanzas ya ha dicho que no está de acuerdo con esa conclusión.
El banco central alemán registró un beneficio nulo el año pasado y retiró 1.000 millones de euros en provisiones para riesgos después de que las fuertes subidas de tipos en la zona euro chocaran con años de compra de bonos. El organismo dijo en marzo que las pérdidas empeorarían en los próximos años y podrían no estar totalmente cubiertas por las provisiones ya constituidas, que entonces ascendían a 19.200 millones de euros, junto con los 2.500 millones de capital que le quedaban.
En aquel momento, el banco central dijo que las pérdidas se compensarían con futuros beneficios, lo que sugiere que no será necesaria una inyección de capital del Gobierno. Además, el banco central alemán dispone de 170.000 millones de euros de reservas de oro y divisas y podría compensar cualquier pérdida adicional con futuros beneficios, como hizo en la década de 1970.
Sin embargo, el auditor considera que tales déficits pueden no ser sostenibles, y que el Gobierno debería planificar en consecuencia. «Las actividades de política monetaria en curso -dada su magnitud- albergan el riesgo de un patrimonio negativo», señalan los funcionarios. Eso suscita «dudas de que el Bundesbank sea capaz de soportar independientemente las pérdidas en todos los casos». «No es solo el caso extremo de que un gran país miembro abandone la unión monetaria el que lleva a un patrimonio negativo en las cuentas del Bundesbank», recoge el informe del auditor federal.
El informe de la oficina de auditoría apunta al programa de compras del sector público del BCE (PSPP por sus siglas en inglés), que se puso en marcha en 2015 y en el que el banco adquirió bonos soberanos de países de la eurozona por valor de 2,7 billones de euros. El Bundesbank compró 666.000 millones de euros de deuda pública alemana en el marco del programa, que dejó de comprar más bonos el año pasado.
La magnitud de las compras, unida a los tipos de interés por debajo de cero del BCE, hizo subir el precio de los bonos, lo que significa que muchos de ellos tienen ahora rendimientos negativos. Esto significa que el Bundesbank se ve ahora presionado por la creciente diferencia entre los intereses que paga a los bancos comerciales por sus depósitos y lo que gana con los bonos.
Un portavoz del Bundesbank declaró que su balance era «sólido incluso en caso de traslado de pérdidas», ya que disponía de una «cantidad considerable de fondos propios netos». Pero las finanzas públicas alemanas seguirán viéndose afectadas por las pérdidas, puesto que el banco ha dejado de pagar dividendos al Estado, privando a Berlín de una fuente de ingresos que ascendía a 22.000 millones de euros en la última década. Según el banco, no se espera que los dividendos se reanuden hasta dentro de «un largo periodo de tiempo».
El Ministerio de Finanzas alemán ha respondido que sus funcionarios «han llegado a una evaluación diferente de los riesgos» y no se muestran de acuerdo con las recomendaciones del auditor. «Desde el punto de vista del Gobierno, es muy improbable que las pérdidas derivadas de las operaciones de política monetaria del Bundesbank supongan una carga para el presupuesto federal», declaró el lunes un portavoz.