Así lo asegura tras la publicación de los datos del IPC de julio, donde se muestra que el índice de precios de alimentación ha seguido aumentando constantemente durante 2023, con una agudización en este último mes.
Si bien la organización reconoce que las administraciones han tomado medidas para el consumidor -con la rebaja del IVA de algunos productos- y para el sector primario -con paquetes de ayudas (ayudas directas, fiscales, financieras…), estas decisiones “parecen no haber sido efectivas a la hora de lograr que llenar la cesta de la compra no suponga un esfuerzo económico cada vez mayor”.
“Muchos de los ministros decían que la situación de la inflación iría remitiendo, debían haberlo consultado con una bola de cristal defectuosa o algo así, pero al menos en cuanto a alimentación seguimos con precios disparados y no parece que vaya a mejorar”, comentan desde Unión de Uniones.
Por otro lado, Unión de Uniones reitera la necesidad de atajar la crisis con ayudas directas y medidas que reduzcan el coste de producción en el primer eslabón de la cadena, no sólo para salvaguardar la viabilidad de las explotaciones, especialmente las profesionales más vulnerables, sino también para evitar una escalada de precios a lo largo de la cadena de valor de los distintos productos. “Según muestran los datos, las deficiencias en el funcionamiento de la cadena alimentaria, pese a la reforma legislativa que venía a evitar las mismas, han provocado que durante prácticamente durante dos años, los agricultores y ganaderos hayan visto cómo aumentaban más sus costes de producción que los precios que percibían por sus productos, mermando su capacidad económica y abocando a muchas explotaciones al cierre”, indica Unión de Uniones en un comunicado.
“Sin duda esta crisis de precios está empobreciendo tanto al productor como al consumidor y ante esto sólo obtenemos políticas parche que parecen más una justificación de la actividad de la administración que medidas valientes para atajar el problema”, critican desde la organización.