En este sentido el CEO de la eléctrica entiende que «la transición energética necesita un marco regulatorio capaz de aportar certidumbre y estabilidad. Una regulación estable fomenta la rentabilidad. Las normas actuales de la Unión Europea son demasiado complejas y frenan las inversiones».
Imaz también ha pedido una transición que no se base en prohibiciones o vetos, sino en dejar que todas las soluciones tecnológicas compitan o se complementen entre sí y demuestren su valía sin prejuicios ideológicos y sin rechazos. «Los consumidores acaban pagando más por la energía que necesitan y las industrias con un alto consumo energético luchan por competir en los mercados globales, teniendo que cerrar o deslocalizarse a otras regiones», ha expresado.
El segundo ejecutivo de Repsol ha abogado por un enfoque más holístico de la transición energética en Europa para superar los retos que presenta un entorno complejo y en constante cambio y garantizar así una respuesta equilibrada al trilema energético: energía sostenible, segura y asequible para ciudadanos y empresas.
Este evento, en su octava edición, tiene como objetivo sentar las bases de una cooperación transparente con los grupos de interés relevantes para la transición energética. En la actualidad, el 37,1% de la base accionarial institucional de Repsol son inversores ESG, lo que supone cuadruplicar el número de 2016 y situar a la empresa como uno de los líderes en el sector.