En un comunicado, el Kremlin ha dicho que ha «levantado las restricciones a la exportación de combustible diésel entregado a los puertos marítimos por oleoductos, siempre que el fabricante suministre al menos el 50% del combustible diésel producido al mercado interno». Hace unas semanas Moscú impuso una prohibición indefinida a la exportación de diésel y gasolina a la mayoría de los países, lo que provocó una importante conmoción en los mercados. Lo hizo para intentar estabilizar el mercado interior, donde la escasez de diésel había empujado al alza los costes, provocando una escalada de los precios en todo el mundo. Ahora la del diésel se ha retirado, pero no así la de la gasolina, que se mantiene. Rusia implementó inicialmente las medidas el 21 de septiembre para estabilizar los precios del combustible en el mercado interno, y el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, avisó que las restricciones permanecerían vigentes el tiempo necesario para garantizar la estabilidad del mercado.
La decisión rusa provocó un aumento en los precios del diésel, y es que Rusia es uno de los mayores proveedores de diésel del mundo y un importante exportador de petróleo crudo.
En su comunicado, el Gobierno de Rusia también ha señalado que ha introducido lo que ha descrito como un «deber de protección» de 50.000 rublos por tonelada para los revendedores de productos petrolíferos. Se trata de un impuesto que está diseñado, ha explicado, para prevenir posibles «exportaciones grises» de empresas que operan a través de canales no autorizados.
«Por lo tanto, el Gobierno está reprimiendo los intentos de los revendedores de comprar combustible por adelantado para su posterior exportación una vez que se levanten las restricciones actuales. Esto también les impide exportar combustible de esta clase bajo la apariencia de otros productos».