Es decir, el mercado se inclina por dos descensos para la reunión de julio del FOMC y está valorando cuatro recortes hasta diciembre, lo que supone un cambio drástico con respecto a principios de este año, cuando el mercado se inclinaba por siete movimientos a la baja de los tipos.
¿Qué ha ocurrido? El informe de inflación mostró que la dinámica salarial está creando una inflación de servicios básicos rígida, que subió un 0,66% intermensual y un 5,6% interanual si se anualizan las cifras intermensuales medias de 6 meses. La hipótesis alcista para la inflación contempla que los efectos de base de los bajos precios de la energía están disminuyendo y el sector manufacturero mundial está mostrando brotes verdes con cifras de PMI que muestran los niveles de actividad más altos desde agosto de 2022, apunta Peter Garnry, jefe de estrategia de renta variable de Saxo Bank.
¿Cuáles son las implicaciones para la renta variable?
La inflación no es preocupante para la rentabilidad de las bolsas siempre que la general se mantenga por debajo del 4%, según Garnry. En su opinión, es mucho más significativo que haya o no una recesión. Sostiene, de hecho, que “la recesión, y no la inflación, es el verdadero asesino de la renta variable”.
De ahí que, mientras no se vean señales claras de que se avecina una recesión, cree que el sentimiento de la renta variable seguirá siendo positivo. Pero los niveles de valoración son bastante altos y, por tanto, plantean un riesgo en caso de que las empresas no puedan cumplir de repente esas elevadas expectativas, reconoce.
¿Cómo puede afectar a los activos de renta fija?
“El mensaje implícito de la Fed es que los tipos se recortarán de forma preventiva antes de que la inflación vuelva al objetivo del 2%. Por lo tanto, es seguro esperar una curva de rendimientos más pronunciada con rendimientos a corto plazo más bajos a medida que la Fed comience a recortar los tipos. Sin embargo, la parte larga de la curva de rendimientos es una incógnita ya que no está directamente correlacionada con las políticas monetarias y depende de otros factores, como las expectativas de inflación”, comenta Spinozzi, jefa de estrategia de renta fija de Saxo Bank.
Ve tres escenarios posibles para los rendimientos de los bonos de EEUU a 10 años. En el caso de que se gane la lucha contra la inflación y la economía entre en recesión, pueden desplomarse a entre el 3% y el 3,5%. Si la inflación vuelve a su objetivo, la economía sigue apuntalada y el mercado laboral está tenso, sen situaría en torno al 4%-4,5%, que es donde está ahora. Y si la inflación sigue siendo un problema, tienen margen para volver a subir hasta el 5% o incluso más.
Al mismo tiempo, Spinozzi apunta que el Tesoro estadounidense tendrá que aumentar la emisión de cupones hasta algo más de 1 billón de dólares en el segundo trimestre del año (sólo en mayo se prevén ventas no vistas desde la pandemia) y lo seguirá haciendo durante el resto del año. “No vemos problemas en la colocación de tales instrumentos, pero la oferta creará un suelo por debajo del cual los tipos a largo plazo no podrán bajar. Sin embargo, debemos reconocer la posibilidad de que la emisión se convierta en un problema si la inflación se mantiene firme. En tal caso, los vigilantes de la renta fija podrían exigir primas por plazo más elevadas, provocando un fuerte aumento de los rendimientos a largo plazo”, explica.
La estratega de Saxo considera que una inflación pegajosa podría ralentizar la relajación de las políticas monetarias amenazando a los instrumentos de renta fija a largo plazo. Ve valor en los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años, ya que ofrecen una atractiva relación riesgo-recompensa, pero pide cautela para los vencimientos ultralargos, ya que el rendimiento de estos instrumentos depende de recortes de tipos rápidos y agresivos.