Así es normal que de vez en cuando se produzcan choques de trenes entre lo que ella dice y piensa y el resto de los estamentos,incluidos sus socios de gobierno. En esta ocasión le ha tocado el turno a la noche que para la vice, no es que sea un nido pecaminoso que otrora criticaban los jesuitas desde los pulpitos, sino que la vice entiende que se vive con unos horarios irracionales. En su opinión, trabajar a partir de las diez de la noche implica riesgos para la salud de las personas y debería estar mejor retribuido. Pero como ayer la presidenta madrileña, Diaz Ayuso criticó estas afirmaciones hoy en una entrevista en TVE la número uno de Sumar ha tildado de «frivolidad» estas críticas.
Según Díaz ha indicado, Ayuso «parece olvidar que a partir de las diez de la noche son jornadas nocturnas, lo que conlleva riesgos de salud y retribuciones diferentes, y estas condiciones en algunas regiones son mejorables». Además, ha añadido que el Gobierno está a favor del ocio, con medidas para reducir la jornada laboral. «Estamos a favor de la buena vida, de que la gente quiera disfrutar de la vida, de medidas que tienen que ver con la mejora de la calidad de la vida», ha apuntado, «respetando los derechos laborales».
Sin embargo, aquí no acaba la historia porque a las críticas de la madrileña se ha sumado la patronal del ocio y los espectáculos España de Noche, que, ha mostrado su rechazo a la propuesta presentada por la vicepresidenta segunda,« teniendo en cuenta que la vida nocturna es uno de nuestros principales atractivos turísticos, la propuesta sería un tiro en el pie que solo beneficiaría a nuestros competidores en el mercado turístico cuestionando uno de nuestros valores más singulares y particulares del estilo de vida español», ha asegurado la patronal en un comunicado.
En concreto, España de Noche ha reiterado que «España tiene la mejor hostelería, ocio y vida nocturna del mundo». «La oferta y actividad es uno de los pilares de que España sea el primer país del mundo en turismo vacacional, por lo que cualquier experimento que ponga en peligro nuestro modelo de vida, nuestro atractivo turístico y la actividad de las empresas del sector, solo puede provocar el rechazo social y empresarial».
Y esto no ha hecho más que empezar