En lo que sí es campeón es en el porcentaje de trabajadores que abandonan su empleo cada trimestre. No todos son abandonos involuntarios (aunque sí la mayoría, ya que España es el país que más trabajadores manda al paro cada trimestre). Que nuestro país combine la mayor tasa de salidas recientes a la ocupación con una de las mayores de nuevas ocupaciones es un síntoma claro de inestabilidad laboral.
Otro elemento sorprendente que arroja la estadística es que los datos de volatilidad de España son peores que los de los dos estados miembros que la superan en tasa de contratos temporales: Países Bajos y Portugal.
Estos datos apuntan a que el impacto de la reforma ha sido más limitado de lo esperado en lo que se refiere a la precariedad entendida como inestabilidad de los empleos más allá de la temporalidad. Los datos de Eurostat no indica qué tipo de contrato tiene estos trabajadores ni las razones por las que dejaron su empleo: un despido, el fin de un contrato temporal o el pase a la inactividad de un fijo discontinuo (una situación que tanto la EPA como la LFS puede considerar parado o inactivo, a diferencia de los registros del SEPE).
Pero cómo se traslada esta evolución a la ocupación sigue siendo materia de debate tanto entre los economistas como entre los políticos. Ante tal contexto, esta estadística, pensada para analizar la volatilidad del empleo, sigue resultando una herramienta muy a tener en cuenta que revela que los desequilibrios del empleo van más a allá de la contratación.