Pero los bancos centrales y China también son responsables de ‘sacar brillo’ a esta materia prima que puede subir hasta los 2.400 dólares la onza. Es la previsión que mantienen los estrategas de Bank of America (BofA), quienes habían propuesto un precio objetivo de 2.400 dólares si la Reserva Federal recortaba las tasas en el primer trimestre del año, y que ahora reafirman incluso si el banco central estadounidense flexibiliza su política monetaria más adelante.
«Los precios del metal precioso han sido notablemente resistentes en los últimos meses, a pesar de que los bancos centrales de todo el mundo han endurecido su política monetaria», explican desde la firma. El apoyo ha venido de parte de unos pocos segmentos donde la demanda se ha mantenido particularmente bien. De hecho, los propios bancos centrales siguen añadiendo oro a sus carteras.Una situación que ha sido más visible en el gigante asiático, donde el Banco Popular de China (PBoC) ha estado aumentando su exposición al metal precioso.
«Esas compras también han atraído a los participantes del mercado minorista de China. Es más, las ventas de joyería y las importaciones de oro no monetario alcanzaron niveles récord a principios de este año», indican en BofA. Y es que, hasta cierto punto, este interés refleja una falta de opciones alternativas para los inversores chinos, puesto que los mercados de valores y el inmobiliario aún no son particularmente atractivos.
Con todo, y a pesar de que el contexto macroeconómico respalda al oro, el ciclo de alzas en curso ha mantenido a muchos inversores al margen.
«La relación positiva de larga data entre los precios del oro y los ETF con respaldo físico se ha roto, y los activos bajo gestión (AUM, por sus siglas en inglés) en estos vehículos están disminuyendo», señalan los expertos de la entidad estadounidense. En este sentido, remarcan que, si se analizan más de cerca los datos de AUM, la mayoría de las salidas han sido impulsadas por liquidaciones de asesores de inversión, generalmente un sustituto de los inversores minoristas. De manera similar, y más en el lado institucional, las posiciones netas de futuros comerciales se han mantenido muy por debajo de los máximos de los últimos años.