Como explican desde Fitch, a pesar de sucesivos shocks globales, el balance exterior de España continúa fortaleciéndose, respaldado por superávits en cuenta corriente.
«Las recientes perspectivas macroeconómicas, con un crecimiento superior al promedio de la eurozona, están respaldadas por la resiliencia del sector turístico y la mejora del mercado laboral. Estas fortalezas crediticias se contrastan con el alto ratio de deuda pública de España, la baja inversión del sector privado y el débil crecimiento de la productividad laboral que limita el potencial del PIB», dicen. Además, la fragmentación política pesa sobre las perspectivas de consolidación fiscal, reducción de la deuda y reformas más amplias.
En detalle, Fitch prevé un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) real del 2,1% en 2024 y del 2% en 2025. Esto se compara con las previsiones de un crecimiento de la eurozona del 0,6% en 2024 y del 1,6% en 2025 publicadas por Fitch en marzo.
Creen que la resiliencia de la demanda interna se verá respaldada por los balances saludables de los sectores de los hogares y las empresas, impulsados por un ahorro superior a la tendencia. «La inversión bruta en capital fijo, que se ha quedado rezagada en su recuperación pospandemia, se recuperará a medida que aumente el impacto de los fondos de Recuperación y Resiliencia de la UE y se alivien gradualmente las estrictas condiciones de financiación. La recuperación de socios comerciales clave también contribuirá positivamente al comercio neto».
En lo referente al mercado laboral, la agencia de calificación expone que «destaca frente a sus pares europeos como uno de los de mejor desempeño en términos de crecimiento del empleo después del shock pandémico». El empleo en España (finales de 2023) ha aumentado un 7,3% desde finales de 2019, en comparación con una tasa de crecimiento promedio del 4% en la eurozona (OCDE). «Esta recuperación ha tenido un impacto positivo en los ingresos tributarios del Gobierno».
Señalan que, no obstante, aún se necesitan más reformas para abordar la tasa de desempleo estructuralmente alta de España (11,7%, marzo de 2024), reducir los desajustes de habilidades e impulsar la productividad laboral.
Respecto a los niveles de deuda, evalúan los riesgos a corto plazo para sus proyecciones de deuda como «bajos». «Una mayor reducción del déficit fiscal primario respaldará la reducción de la deuda hasta alcanzar el 104,8% del PIB para finales de 2025. Sin embargo, en el medio plazo, los riesgos fiscales aumentan debido a los mayores costes por intereses».Prevén que el tipo de interés efectivo de la deuda de España alcance el 2,9% en 2028, frente al 2,4% en 2023. «En ausencia de una política eficaz que mejore los ingresos fiscales, la relación entre intereses e ingresos de España (2023; 5,7% frente a la mediana ‘A’ del 3,1%) podría aumentar hasta 1 punto porcentual en el mismo período».
Esperan que el déficit fiscal del Gobierno de España alcance el 3% del PIB este año, después de un déficit del 3,6% en 2023. «La implementación esperada del nuevo marco fiscal de la UE en 2025 debería respaldar el objetivo de reducir el déficit fiscal. Para 2025, el Gobierno proyecta un déficit fiscal del 2,5%, lo que implica lograr un superávit fiscal primario por primera vez desde 2007. Dado que no se han anunciado nuevas medidas que respalden este esfuerzo de consolidación, el objetivo parece ambicioso», opinan.
En Fitch creen que el Ejecutivo español avanzará en su política fiscal favoreciendo un mayor gasto social: «Las últimas propuestas gubernamentales destinadas a aumentar las prestaciones mínimas de desempleo y ampliar su alcance de beneficiarios se sumarán a las presiones de gasto a medio plazo ya relacionadas con el envejecimiento y la defensa. Las medidas de ingresos estructurales que se han implementado en los últimos años han tenido un impacto negativo en el equilibrio fiscal, pero han sido compensadas en parte por impuestos temporales sobre el sector energético y bancario».
El crecimiento de los ingresos se verá respaldado por las perspectivas macroeconómicas, pero ven probable que se requieran medidas adicionales para respaldar la consolidación fiscal.
En el terreno puramente político, esperamos que el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez (PSOE-Sumar) «continúe enfrentando desafíos para impulsar la aprobación de la legislación. La dependencia del apoyo de los partidos separatistas aumenta los riesgos de implementación de políticas, como lo demostraron los retrasos en las discusiones sobre el Presupuesto de 2024. También podrían verse obstaculizados los avances en las reformas estructurales necesarias para el desembolso de los fondos de la UE».
Sin embargo, apuntan que «la gran mayoría de las reformas importantes ya se han aprobado, incluida la segunda parte de la reforma de las pensiones y la nueva Ley de Empleo», aunque «aún queda por avanzar en el hito de la reforma fiscal del Plan de Recuperación».