Este cambio se produce después de que el Cac 40, el principal índice de Francia se deja un 5,77% desde que se dieron las elecciones europeas que precedieron a la incertidumbre política. En ese sentido los bancos han sido quienes más han pagado la misma con Société Générale dejándose un 14% desde entonces, BNP Paribas un 12% y Crédit Agricole un 10,8%.
Más allá de la convocatoria de elecciones legislativas y el ascenso de la ultraderecha y de la coalición de izquierdas, las caídas también fueron avivadas por las advertencias del ministro de Economía, Bruno Le Maire, que a lo largo de la semana ha alertado de que la crisis política gala se puede transformar muy rápidamente en una crisis financiera, debido a puedo bloquear las reformas que necesita el endeudado país.
El propio Le Maire comparó la situación de Francia con el corto mandado de la exprimera ministra Liz Truss, de Reino Unido. La sucesora de Boris Johnson desató el pánico en los mercados y en particular en la deuda inglesa y la libra esterlina tras su plan económico, algo que la obligó a dimitir. Una presión financiera está sobre la mesa en el caso de Francia, que cuenta con elevado déficit y una deuda del 109% del PIB. En ese sentido las dudas respecto a los cambios económicos en Francia han desatado que los bonos galos caigan con fuera y que estos ofrezcan un mayor rendimiento. El alto cargo señaló el histórico sorpasso con la deuda portuguesa, que por primera vez retribuye menos. Sin embargo, en sus declaraciones este domingo se centró en la prima de riesgo (diferencia con el bund alemán). Este saltó 30 puntos básicos lo que ha provocado que los costes de financiación de Francia se encarezcan en unos 1.000 millones de euros anuales. Esta situación generaría una «crisis de deuda en las próximas semanas», advertía Le Maire.
Las agencias de rating también han puesto el foco en la deuda francesa advirtiendo de la complicada situación que ejercería un bloqueo político. Moody’s fue la última de dar la voz de alarma precisamente tras las elecciones, avisando que «las elecciones aumentan los riesgos para la consolidación fiscal, afectando negativamente al crédito». En ese sentido sentenciaba con una advertencia de una posible reducción de sus perspectivas de la deuda gala a ‘negativa’ debido a que la política lleve «a un compromiso debilitado por la consolidación fiscal».