Se juntan dos acontecimientos, uno es la situación de las tierras de Alsacia y Lorena que han ido pasando de manos francesas a alemanas para volver definitivamente a Francia y esto supuso la situación curiosa de dividir algunos pueblos dejando cada parte en un país y el otro es la situación de los judíos y de sus tierras y los rencores y rencillas entre campesinos.
Después de pasar sus vacaciones en Córcega, el inspector Philippe Andreani vuelve a Nancy y tendrá que enfrentarse a una inspección interna de la cual no espera salir bien parado ya que sus métodos de trabajo son poco convencionales y la dejadez y el desorden le acompañan. No es un hombre fácil de definir ya que sus rasgos no quedan bien dibujados en la novela, lo único que queda claro es su constancia para aclarar los delitos.
Le acompaña el teniente Couturier, hombre pacífico, trabajador y que le ayuda a poner en orden las ideas a la vez que le resuelve los problemas que van saliendo. A su lado también está una psicóloga, Francesca Rossini, con la que tiene una relación que es confusa como todo lo que rodea a los personajes.
El problema que tienen que resolver y que ha heredado de un compañero muerto es el caso de un notario ya anciano, al que no se le conocen lazos familiares de ningún tipo y que muere en el incendio de su casa. Lo que les hace reaccionar es que siendo un católico que no falla nunca a la misa dominical, entre sus restos aparece un mezuzá, el pequeño cilindro de cristal que contiene en su interior el texto del Deuteronomio y que se encuentra en el marco de la puerta de todas las casas judías. Se ponen a investigar hasta llegar al fondo del enigma.
La acción transcurre en un tiempo que va desde 1940 a 2016 y en varias ciudades distintas. Como se van alternando sin un orden aparente los capítulos en lugares y fechas distintas, el lector tiene que hacer un ejercicio de memoria para saber dónde se encuentra y quienes son los personajes, dificultando mucho la lectura y perdiendo ritmo narrativo el relato. Es evidente que con esto los autores han querido mantener la intriga.
Como en otras ocasiones la autora siempre deja caer alguna referencia de desprecio del hecho religioso.
Tierra quemada
Teresa Cardona y Eric Damien
Siruela (2024)